Brad Pitt lo está pasando peor que Fernando Clavijo y Angelina Jolie no lo pasa mejor que Patricia Hernández. Clavijo, ciertamente, maltrata un poco a sus socios políticos, tildándolos de medianeros y otros epítetos feudovasalláticos, tan coherentes con la imagen de modernidad que le obsesiona, pero es que míster Pitt, según se sabe ahora, le limpia a sus hijos los mocos a cachetadas. Hay que comprenderlos. Clavijo tiene que tratar cotidianamente con más medianeros y chisgarabís que hijos tiene el actor.

-¿Qué estás haciendo comiéndote el mantel? - le pregunta Pitt a un chico delgado, negrito y de pelo crespo al que encuentra sentado en su mesa de desayuno y que juraría no haber visto en su vida.

-En mi país nos comemos el mantel al terminar de desayunar. Por si acaso no te ponen nada de almorzar.

-Bueno, pues aquí no se hace eso.

-Estás coartando mi identidad étnica. A mí me aseguraron que esta era una familia basada en los valores de la multiculturalidad y la tolerancia universal y que apostaba por el reciclaje y los principios de la economía del bien común...

-¿Pero de dónde salió este mocoso...?

--¡Mamá! ¡El hombre blanco me está maltratando!

Lo de Fernando Clavijo, ya se ve, es una vida paralela.

-Presidente, que han llamado los de CC de Granadilla, vamos, los nuestros, diciendo que acaban de presentar... a ver... una loción...

-¿Varón Dandy?

-Tengo al teléfono a un concejal que quiere hablar contigo.

-¿Un concejal? Pues mira, no tengo tiem- po. Si yo tuviera que atender a todos los concejales...

-Pero, ¿qué les digo?

-Que yo no uso lociones. Me pongo una vez al mes una mascarilla de plátano, papaya y verode de la Catedral y como nuevo.

-El concejal dice que estás coartando su identidad granadillera...

No existe prácticamente literatura periodística sobre las relaciones entre Fernando Clavijo y Patricia Hernández. No creo que se entiendan perfectamente ni que confíen sin reservas el uno en la otra. Llegaron demasiado pronto a las máximas responsabilidades de gobierno -aunque como lo consiguieron creen firmemente en que llegaron puntuales- y lo hicieron en medio de una crisis económica aterradora, con un sistema institucional y normativo en un descrédito acelerado y unos partidos -los suyos- en un estado de salud manifiestamente mejorable y cuya regeneración resulta casi inverosímil. Son demasiado parecidos para no intentar ser demasiado distintos y viceversa. Mutuamente se tratan como profesionales ya descreídos y que han envejecido más en el último año y medio que en el resto de su vida. Cuando jóvenes sospechaban que el poder era lo único que no quedaba destruido al llegar al poder y lo han comprobado: ese es el éxito en política. Quizás hoy ha quedado superada la crisis de Granadilla -CC ha comunicado al Ayuntamiento la expulsión de sus concejales- y aunque el futuro es indescifrable tienen una ventaja sobre Pitt y Jolie: solo se interpretan (mal que bien) a sí mismos.