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'Florence Foster Jenkins'

Dando el cante

Hay películas construidas en función de su intérprete principal, aquello que se solía llamar 'vehículo' hecho para el lucimiento de la estrella protagonista. Florence Foster Jenkins es una de ellas. Inspirada en hechos reales, la comedia dirigida por Stephens Frears (otrora director de Mi hermosa lavandería, Ábrete de orejas y Las amistades peligrosas), es un audaz y desvergonzado retrato de un personaje verídico, la excéntrica soprano americana Florence Foster Jenkins (1868-1944), que se hizo famosa precisamente por su completa falta de habilidad para el bel canto. Un personaje sin duda hecho a medida de Meryl Streep, que en otros tiempos hubieran bordado actrices de la talla de Katharine Hepburn o Judy Holliday.

"No sabe cantar, no sabe bailar, no se la pierdan". Así saludó un crítico de The New York Times la primera actuación de Lola Flores en Nueva York en 1953. Algo similar debieron escribir sobre Florence Foster Jenkins los periódicos de su época para que el público acudiera en masa a verla actuar al Carnegie Hall o al auditorio del Ritz-Carlton de Nueva York, donde daba su recital anual de canciones compuestas por ella misma o su acompañante, Cosmé McMoon (Simon Helberg, Howard en The Big Bang Theory), de quien se decía que hacía muecas a Jenkins por la espalda para provocar la risa de los asistentes.

Los años parecen haber domesticado, al menos en sus formas externas, a Frears, aunque el director de Café irlandés y La camioneta no haya renunciado a su acreditada agudeza ni a su sentido del humor para seguir destapando las debilidades humanas y el valor de las mentiras piadosas. Florence Foster Jenkins podría ser la personal ¿Quién teme a Virginia Woolf? de Frears, pero lo bastante alejada de las llamas en las que los personajes de Mike Nichols se consumían a fuego lento. El mundo de la música le sirve para arremeter contra una élite que busca su lugar en el sol erigiéndose en árbitro de los gustos.

A tenor de cada uno, Florence Foster Jenkins será una comedia, un drama o una burla, pero lo más probable es que sea todas esas cosas a la vez. Uno podría pensar que la película de Frears gira en la órbita de Mrs. Henderson presenta, aquélla sobre una dama inglesa que acababa de quedarse viuda y compraba un viejo teatro para ocupar su tiempo, pero su mirada en esta ocasión no traspasa la línea del divertimento inteligente. En definitiva, puro espectáculo para los amantes de Meryl Streep, que seguro suscribiría estas palabras de su personaje: "La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá decir nunca que no canté".

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