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Opinión

Dieta, ejercicio y economía

La lección inaugural del profesor Serra Majem en la apertura oficial del curso en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, fue todo una demostración de lo que es abordar un problema social dentro del mundo globalizado.

Establecer la relación entre distintos aspectos como el problema de la dieta, la obesidad, el sedentarismo y la necesidad de aumentar el consumo de productos locales y así diversificar nuestra economía, es dar los fundamentos necesarios para que se establezcan las acciones que empiecen a desarrollar la solución a uno de las dificultades esenciales de nuestra sociedad: mejorar nuestro modelo productivo.

La necesidad de cambiar la dependencia de la economía, casi exclusivamente de un solo sector, como el del turismo o sector servicios, es uno de los argumentos que se exponen, hasta para hablar de las altas cifras de pobreza de nuestra comunidad autónoma; como así ha sido en el informe del Gobierno de Canarias "Pobreza, desigualdad y cohesión social en Canarias".

Nuestra región, es uno de los lugares con mayor índice de obesidad mórbida del continente Europeo, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2015. El porcentaje de obesos en los dos sexos ha crecido un 22% en la última década y la consecuencia es el aumento del número de personas con diabetes, hipertensión, apnea del sueño o colesterol.

Para mejorar esas cifras, las principales recomendaciones científicas son la de fomentar una alimentación sana, evitar los alimentos ricos en azúcares y grasas y desarrollar hábitos saludables con estilos de vida activos con la práctica habitual de actividad física y deportiva.

El profesor e investigador Serra Majem, expuso claramente como es posible en Canarias mejorar la alimentación con la producción y consumo de nuestros productos, ya que todos, como componentes de la dieta mediterránea, se elaboran, fabrican en nuestro medio más cercano o se obtienen en nuestros campos y en nuestro mar. Por todo ello, las instituciones públicas, tienen el deber prioritario de fomentar y promocionar la producción y consumo de los alimentos generados en nuestra tierra. Hasta ahora, algo se hace, pero es necesario intensificar y priorizar esta labor porque ello redunda directamente en nuestra economía para diversificarla en todos los sentidos, con la consecuencia de mejorar también los niveles de producción, los precios y la cantidad de puestos de trabajo que genera esta actividad.

La otra parte del problema es la de mejorar los estilos de vida. Las administraciones y la universidad tienen los medios para que la practica deportiva en la población se convierta en un hábito que ayude a mejorar los niveles de obesidad y en general la calidad de vida de las personas desde el punto de vista físico y mental.

La alimentación es importante, pero si no va acompañada de una práctica de actividad física, sistemática, adecuadamente planificada por los profesionales correspondientes que se forman en nuestra universidad; el problema no estará resuelto del todo. Hoy día, los conocimientos no deben estar en compartimentos estancos y en la lección inaugural del curso en nuestra universidad, se pudo comprobar, primero, el nivel de investigación, segundo, la coherencia en los planteamientos y tercero, como hay que solucionar un problema social complejo, situándolo en su contexto y en el conjunto con el cual está relacionado.

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