Estamos en una época acelerada, la dinámica que impulsa el cambio tecnológico nos asombra, por lo que las nuevas tecnologías nos facilitan, y por esas cosas que ahora podemos hacer y hace unos pocos años ni soñábamos. Sobre todo nos desconcierta saber lo que las grandes plataformas de internet saben de cada uno de nosotros: Google, Facebook, Amazon, Twitter, WhatsApp, Linkedin, Tripadvisor? Hay quien dice que somos sus esclavos y su producto. En realidad lo que van conociendo de nosotros les permite desplegar y afinar sus "productos": publicidad, sistemas de recomendación, etc. Las economías de escala que permite generar la Red han facilitado el auge de estas plataformas con sus enormes Data Centers y sus capacidades tecnológicas para gestionar cantidades ingentes de información, sobre nosotros (clientes, consumidores, negocios, ciudadanos). Son empresas con el foco puesto en la gestión de la información. Esa es su gran ventaja, cómo la captan, la organizan, la modelizan y la convierten en productos.

Otros procesos paralelos del desarrollo tecnológico como la "Internet de las Cosas" están en la vía de generar también cantidades ingentes de información y nuevas oportunidades para plataformas de gestión de Big Data en las que las economías de escala y aprendizaje van a tener un peso significativo. Y esto ya nos toca más de cerca porque ya queremos ser ciudades o islas inteligentes, por aquello de lo "Smart" que se ha puesto de moda.

En medio del ruido mediático y comercial que se está generando alrededor del Big Data, sea por causa de los debates que genera sobre la privacidad, por la comunicación insistente de los que quieren vender sus soluciones empaquetadas de Big Data, o la oferta formativa en este ámbito que está atrayendo a cientos de miles de jóvenes, me ha parecido necesario poner la mirada en una información más cercana, potencialmente muy útil, pero que no estamos manejando bien.

Estoy pensando en el Open Data, en los procesos por los que las organizaciones comparten la información que tienen disponible para que otros puedan usarla, manipularla y difundirla. Y estoy pensando en la dinámica de Open Data de las administraciones públicas canarias en sus distintos niveles.

En el ámbito de las tecnologías de la información y la gestión de la información estas iniciativas desde lo público para hacer accesible la información tienen un impacto inmediato, cuando no impresionante. Tengamos presente lo que significó el acceso civil a la red de GPS que era de uso restringido. O el impulso al uso compartido de información entre administraciones y las facilidades para el acceso público a la información que supuso la llegada de Vivek Kundra como "zar de los datos" a la administración Clinton.

El impacto del Open Data tiene múltiples dimensiones, pero hay algunas muy claras como son facilitar la transparencia de las administraciones públicas o hacer accesible al público una información que tiene un importante valor económico potencial.

Ahora tenemos una buena dinámica de iniciativas públicas para facilitar el acceso como la regulación española "sobre reutilización de la información del sector público" o la directiva comunitaria en el mismo ámbito. Es cierto que en España se ha desarrollado en base a estas regulaciones un sector de la industria "infomediaria", que captando información de los registros públicos han organizado una útil oferta de servicios en diversos ámbitos temáticos. Pero los resultados efectivos distan de ser satisfactorios en términos de volumen y calidad de la información disponible, o las facilidades de acceso y el volumen de acceso de los ciudadanos a dicha información, especialmente en el acceso a la más cercana.

Algunas administraciones entienden que disponer de un ser- vicio de Open Data es hacer accesible aquello que les resulta fácil o poco comprometido hacer accesible, cuando la realidad es que, como siempre, lo importante es prestar atención al usuario y tratar de entender que es lo que necesita en cada momento en términos de datos relevantes, actualizados, fiables y de calidad. Datos que figuran en los registros públicos o son resultado de la actividad de la administración pública, que se pueden difundir sin comprometer la privacidad de nadie y se generan como subproducto de bajo coste de los procesos administrativos en una administración bien gestionada.

Para sacar partido a las iniciativas de Open Data es necesario trabajar tanto la demanda como la oferta. La demanda de los usuarios potenciales, ciudadanos, pymes, profesionales, asociaciones y grupos de interés necesita ser activada para ganar volumen de usuarios e intensidad de uso. Es necesario que estos usuarios sepan de la existencia de estos datos accesibles, pero también que los usuarios tengan facilidades para alcanzar la capacidad, cultura digital mínima, para poder usar los datos que se ponen a su disposición.

Por el lado de las administraciones públicas conviene tener presente que, habiendo decidido hacer accesibles los datos disponibles, hay dos grupos potenciales de usuarios, los infomediarios y los usuarios finales. Los infomediarios son empresas, actores de la cadena de valor de los datos, que, partiendo de la información en bruto, tienen las capacidades necesarias para captar, validar, agregar y analizar los datos disponibles con el fin de ofertar a sus clientes productos y servicios más o menos elaborados. Los usuarios finales necesitan facilidades de acceso, búsqueda y eventualmente soporte para poder encontrar los datos que necesitan, para ellos la usabilidad de las interfaces es fundamental.

Como siempre, este flujo informativo solo será útil si los datos de partida tienen la calidad necesaria. En último término estamos hablando de la calidad de los datos generados en los procesos administrativos, su captación, actualización y procesamiento. Los sistemas de gestión se han pensado para registrar y tramitar con una finalidad que no incluía en origen el uso por terceros, y que ahora es necesario tener presente. Esto afecta tanto al diseño de sistemas y procesos como a la formación y la capacitación de los empleados públicos.

Estos cambios no son sencillos, serán más complicados cuanto más pequeñas sean las administraciones públicas implicadas. Poner en la agenda una dinámica de innovación en este ámbito es una necesidad. Porque estamos infrautilizando un recurso valioso: los datos en manos de las administraciones públicas.

(*) Miembro del Foro CATPE Tránsito de Canarias hacia la Sociedad del Conocimiento