El hombre tranquilo del fútbol está en uno de los banquillos más incómodos del planeta. La bancada del Real Madrid es una auténtica silla eléctrica que tritura sin compasión a los perdedores.
Zinedine Yazid Zidane, que vuelve este sábado por segunda vez como entrenador al estadio de Gran Canaria, es muy consciente de lo que implica ser entrenador blanco.
En su agenda sólo tiene cabida la victoria y eso pasa por superar a una UD Las Palmas más conjuntada que hace un año y con otra pegada.
Dos equipos muy parejos tanto en goles, clasificación como dominio de pelota. Zizou manda en voz baja una plantilla que sólo tiene como meta ganar. Elude los protagonismos y los aspavientos, pero es capaz de vender aún cientos de camisetas trajeado de marca.
La magia que destilaba su juego quiere sellarla a fuego en un Real Madrid que desea la Liga al precio que sea (sólo ha ganado un título liguero en ocho años). Enfundado en un impecable traje Tenkey, Zidane seguirá de pie cada jugada frente a la UD Las Palmas y dará breves órdenes a los suyos convirtiendo la banda del recinto de Siete Palmas en una verdadera pasarela de moda.
La elegancia que proyecta el galo como entrenador es la misma que demostraba sobre el césped con esas ruletas prodigiosas. Zidane vuelve a sentir la adrenalina que perdió cuando colgó las botas y la ha recuperado como mister de forma plena. Una adrenalina que ojalá se le dispare hoy ante los amarillos.
Setién, perro viejo en estas lides, cuenta con un plantel más experimentado que la temporada anterior y debe dejar atrás la zozobra ante la Real Sociedad.
Si la UD juega a lo que sabe, tal vez sea capaz de arrugar, un poco, el traje de Zidane.
