Magistral actuación la que nos ofreció ayer el Gran Canaria para hacerse con el primer título de la historia del baloncesto canario. Toda una lección de autoridad frente a uno de los grandes de Europa, como es el Barcelona, al que vapuleó como si fueran los amarillos los poderosos y los que hayan fichado a base de talonario; pero el Granca presentó un equipo con muchas caras nuevas que jugaron a las mil maravillas y muy conjuntados.
El Gran Canaria, no cabe duda, es el justo vencedor de la Supercopa, primero porque jugó como los ángeles de principio a fin y, segundo, porque dio un auténtico recital y toda una exhibición en todas y cada una de las facetas del juego. Los amarillos fueron siempre por delante en el marcador y fueron mejores en el contraataque, en el rebote, en la defensa y en el juego interior.
La victoria llegada de la mano del manchego de Villamayor de Calatrava, Luis Casimiro, que ya conoce lo que es el éxito al ganar la Liga 97-98 con el TDK Manresa, llegó desde la defensa, presionante y de anticipación -robaron muchísimos balones-, y la gran cohesión en el juego interior, a pesar de firmar un 33% de efectividad en los lanzamientos desde el perímetro. Tal es así, que dejó a la gran estrella del Barcelona, Tyrese Rice, en -5 de valoración, sólo 6 puntos y expulsado por cinco personales.
El haber ganado por 20 puntos a todo un Barcelona, al que no dio ninguna opción, significa que el Gran Canaria está llamado a conseguir grandes éxitos y ser respetado en todas las canchas del Continente.
Este triunfo con total autoridad del Granca pasará a la historia, no sólo por ser su primer título, también para el baloncesto canario, sino porque, además, ha venido unido al nombramiento de Kyle Kuric, al que desde aquí quiero mostrar mi más sincera felicitación, como MVP del campeonato, lo que viene a decir bien a las claras quien ha domindado la competición en Vitoria.
El Granca, que ha realizado una pretemporada de lujo, pone el broche de oro a la misma con este título que nos llena de orgullo.
