La Provincia - Diario de Las Palmas

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La que se avecina

El papel del papel

Una de las mayores fuentes de ingresos de los periódicos -si no la mayor- es la publicidad. En la prensa impresa, el ocupado lector lee lo que le interesa pero se deja llevar -antes, durante, o después de su lectura- por la publicidad, mayormente gráfica, y buena, impresa a un lado, arriba o debajo del texto. El lector decide si, cuándo, y por cuánto tiempo prestar atención a la publicidad. Entretanto lee tranquilo lo que le interesa.

En la red, no. Allí somos ametrallados, atacados, invadidos, por una sarta de avisos saltones, titilantes, movedizos (generalmente fuera de, pero a veces invadiendo, y mucho, nuestro texto) -y además sonoros- que no nos dejan leer en paz.

Sí. Ya sé. Suscribiéndose -pagando- uno se libera de esa molesta agresión. Es casi una propuesta tipo Vito Corleone o Al Capone: "Pague por nuestra protección y no sufrirá más con esos ataques".

Bueno... Hay que reconocer que ellos producen los textos que nos interesan y nos ponen sus condiciones de venta para leerlos. Legal y normal, normal y legal. Pero atroz para la vista.

Consultaré con el oftalmólogo y con mi médica de cabecera, pero creo que intentar leer un texto mientras mis ojos y mente son atacados por la multicolor y a veces sonora metralla publicitaria puede ser dañino para la vista y el cerebro. El tabaco mata, el alcohol produce cáncer... ¿Será ahora que leer las noticias en la red también daña nuestra salud? De ser así y pudiera demostrarlo -y viviera en USA- quizá intentara una millonaria demanda judicial.

Sea como fuere, es un punto a favor de la prensa impresa en papel. Allí al menos los anuncios son fijos y mudos; no pueden bailotear ni gritar. Por ahora.

El diario del café

Lo anterior nos lleva al tema de leer el periódico de papel en el café. Confieso que soy un adicto: ni café sin periódico ni periódico sin café. Pero claro... casi 2 euros por día es mucho dinero para los que no somos Carceller ni Botín o no tenemos empleo. Y el diario del café es gratis.

Surge entonces la picaresca de los que leemos -me incluyo- gratis el periódico en el café. Fauna variada: los hay considerados y rápidos -como conscientes de que ese periódico "es de todos", propiedad común- y los hay abusadores que perduran horas, con gesto satisfecho y muy capitalista -neoliberal diríamos- de "yo llegué antes y leo cuanto quiero".

Conocí un café -en San Francisco, California- donde en el periódico, junto al sello de propiedad del local, se leía: "Este periódico es para uso de todos. Sea considerado con el tiempo. Es lo único que tenemos". Una mentira, claro (mejor dicho un sofisma; tenemos muchas más cosas, aunque eso sí, ninguna sin el tiempo). Pero daba resultado. Nadie abusaba.

Entrar, salir, estar

Entrar a, salir de y estar en la Unión Europea es muy complicado. Acerca de entrar, pregúntenle a Turquía, acerca de salir al RU. Acerca de estar, a casi todos los demás.

El Brexit es complicado: el RU vestía de UE y ahora le cuesta cambiar de traje. Theresa May nombró a David Davis (un inútil según The Independent) como ministro del Brexit, para ocuparse de cómo salir de la UE, que hiciera de sastre veloz a lo Frégoli. Resultó un desastre de sastre, la tarea lo supera. Y quizá cuando termine el traje nuevo, el RU vuelva a la UE, o acabe por no irse... y otra vez a empezar.

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