La Provincia - Diario de Las Palmas

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Aforismos canarios

No hay quien lo meta en vereda

La expresión 'no hay quien lo meta en vereda' o 'a viaje' -existen variantes- se presenta como una suerte de resignación que refiere o expresa un juicio sobre alguien que desoye los buenos consejos o no observa el comportamiento que socialmente se espera de él. Se dice de quien 'está perdido' o que 'va sin rumbo' (de 'un bala perdida') para significar -alegóricamente- que carece de norte, de guía, de una brújula que lo oriente en el sendero de la vida. La expresión tiene un harto contenido simbólico por cuanto la vereda es la senda por donde debe andar una persona de bien, por así decirlo. Se representa aquí el camino como metáfora de vía disciplinar o de adoctrinamiento. Que puede ser la propia que lleva a un adulto a asumir las responsabilidades que le corresponden por edad y condición.

Es común a muchas tradiciones la simbología del sendero como vía de 'transformación' o 'realización'. En un sentido más profundo, la alegoría del camino es una traslación del valor visual o simbólico de nuestro recorrido por la vida.

Entre las distintas tradiciones antiguas se evoca 'el camino', 'la senda', 'la vereda' o 'la veredita' (en nuestro ámbito pancanario) o la vía de la tradición judeocristiana que ofrece diversos ejemplos de su significación simbólica. El sentido de la metáfora, con matices según el contexto, es más o menos el mismo: seguir la senda justa, el camino recto. 'Entrar en vereda' es, en cierto modo, 'sentar la cabeza' y emprender el camino o cambiar de rumbo para enderezar lo que está 'torcido'.

Cuando se dice de alguien: 'No hay quien lo meta en vereda' es como dar por sentado que se trata de un caso perdido (una oveja descarriada que se escapó del redil). Cuando han resultado inútiles consejos y esfuerzos -generalmente paternos- para emprender la recta vía. Aquella que nos lleva a una meta o a una recompensa, y a buen fin, en definitiva. Esto es, en sentido más común u ordinario: hacerse un hombre de provecho o una persona de bien. 'Una persona seria', como se diría.

Es probable que su etimología tome como referencia la imagen significante de la vereda, el camino de herradura, la cañada o el camino de cabras como vía por la que circulan los animales (y las personas). El perro del pastor que mete en vereda a las cabras es la imagen correctiva más clara de quien debe seguir el camino sin desviarse. Es posible, digo, que -más allá de las afinidades ideológicas arcaicas que contiene- sea este su origen.

Y es que cuando 'no hay quien lo meta en vereda' es porque 'la cabra siempre tira pa'l monte'.

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