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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

El PSOE está vago y oxidado

De complejo y mucho más debe ser calificado un cambio de proceder desde la tapa de ensaladilla y ropa vieja para adentrarse en la reflexión serena y con perspectiva del futuro del PSOE. Es una forma, ni mejor ni peor que otras, de sintetizar el estado de marmota perezosa en que vive esta institución desde que probó el bipartidismo, y fue consciente de que lo importante era el pesebre, la agencia de colocación, posicionarse con la familia triunfadora. El PSOE hace mucho que tiene oxidado el engranaje de la reflexión, y una consecuencia de ello es que el debate sobre hacía dónde ir (¿izquierda izquierda? ¿Socialdemocracia?) ha hecho saltar por los aires a su comité federal. Hace años que la tónica es repartirse cargos, desgranar el racimo de las posesiones y cuantificar, agazapado en el bar de turno, cuáles son las poltronas que les corresponden. Ha sido muy rentable, incluso hay algunos que se han quedado en la estructura para proceder al llamado recambio generacional, sentados en la bancada de los muñidores intentado pasar desapercibidos. Pero después de tanto tiempo bajo la pérgola parece que ha llegado la hora de poner en circulación las ideas, y cumplir con la premisa de que no hay facciones ni bandas, algo, por lo pronto, difícil de digerir. Un partido con tanta historia, tal como presumen los que están en la hoguera, no puede estar o dar la imagen de estar permanentemente tutelado, o más bien en situación de debilidad frente a determinados poderes. Y todo esto es producto de la vagancia, de la inacción ante un proceso preanunciado por resultados electorales -primero las europeas y después la municipales- que dejaban entrever un cambio en el cuerpo electoral, una pérdida de hegemonía de los partidos tradicionales. El PSOE, que se ha dedicado mucho a la tapa o al tapeo, debería tener claro a estas alturas con quién pactar y con quién se abstiene. Claro, es más tortuoso e intelectual que ponerse en la lanzadera del siguiente cargo.

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