Debemos ir a 2.007 o 2.008. Para ver lo que es bueno. En 2.007 pasamos por EE UU y luego por Europa y España.

En el año 2007 EE UU entró en recesión por una crisis de deuda. Aplicaron de forma axiomática la receta que hasta que no se frenara la caída del precio de los activos continuaría la restricción de créditos, la depresión y la deflación. Los miembros de la FED decidieron acudir directamente a los mercados a comprar activos para liberarse de la trampa de la liquidez. La trampa de la liquidez aparece cuando el interés es tan bajo que el sujeto guarda todo el dinero y por más que se tire dinero desde el helicóptero el dinero no llega a la economía real. Cuando acontece algo así hay que verter dinero en la economía real para compensar el colapso del crédito. Más adelante habrá que drenar ese dinero a la misma velocidad que se inyectó mediante el cobro de impuestos.

A través de la compra directa de titulizaciones, lo que acabamos de llamar compra de acti- vos, la FED no solo consiguió parar la deflación de activos, sino que también reflotó la deuda. Los tipos de interés de la deuda privada cayeron y el crédito en los mercados mayoristas volvió a fluir. La FED había consegui do bajar la palanca del freno de mano.

Estaban convencidos que cuando una economía entra en una dinámica de deflación de deuda (como sucedió en 2007), con los canales crediticios obstruidos, las empresas tienen un exceso de capacidad instalada para producir, el desempleo aumenta de manera involuntaria y aparecen las presiones deflacionistas. En esta situación, la política monetaria es ineficaz para reactivar el empleo y el crecimiento y, sin embargo, la política fiscal es extremadamente eficaz. Cuando el Banco Central inyecta más dinero en el sistema, el dinero no pasa la barrera bancaria y no llega a las empresas y las familias, pero el gasto público va directamente a las empresas y ayudan a crear empleo. Obama lo hizo bien.

En Europa muchos países encararon planes de recapitalización de su sistema bancario. En la Eurozona, Alemania y Francia lideraron la recapitalización, y la Comisión Europea anunció que quedaban en suspenso las limitaciones impuestas por la re-gulación. Se cambiaron las reglas.

Merkel ha concedido ayudas al sistema bancario alemán por valor de unos 300.000 millones, más del 10% de su PIB, sin despeinarse y sin apenas reconocer pérdidas en el déficit. Aún hoy sigue diciendo a sus contribuyentes que serán los bancos, y no ellos, los que pagarán las ayudas.

En el verano de 2007, en España, antes de empezar la crisis financiera, el total de cédulas hipotecarias emitidas por la banca española superó los 300.000 millones de euros, el 30% del PIB. Sólo cuando se cortó el crédito porque los bancos españoles perdieron el acceso a los mercados de financiación tras el colapso de los mercados de bonos con respaldo hipotecario global, los promotores se vieron forzados a parar la construcción de viviendas.

En España optamos por defender que nuestros bancos estaban sanos y que nuestros problemas eran de liquidez y no de solvencia. La tesis de no intervención defendida por Fernández Ordóñez desde el Banco de España fue respaldada por Pedro Solbes, vicepresidente económico del gobierno de Zapatero. El presidente Zapatero, consciente de la dificultad de explicar a la sociedad la necesidad de inyectar dinero en el sistema bancario, optó por la versión del Banco de España.

El gran error de Zapatero en el plano económico fue no aprovechar la ventana política abierta en otoño de 2008, como sí hicieron Merkel y Sarkozy, para recapitalizar la banca y evitar el austericidio lo que le supuso la salida temprana del poder y el peor resultado de su partido desde las primeras elecciones de la democracia.

Fue la cruz de Zapatero. Dejo para mañana lo debió hacer hoy según la cita bíblica. O aplicó la frase de Mark Twain ese hombre segundo a Samuel Johnson en citas ocurrentes : no hagas mañana lo que puedas hacer pasado mañana.

Veamos la cara. En 2007 se recaudaron más de 60.000 millones de euros en concepto de IVA. En 2009 la recaudación cayó en casi 20.000 millones. La recaudación del IRPF cayó en esos dos años casi 10.000 millones En impuestos ligados a la burbuja, las caídas fueron mucho más intensas. La recaudación de hipotecas cayó un 50% entre 2007 y 2009. Se perdieron 10.000 millones de recaudación, el equivalente al 1% del PIB y la misma cantidad que en el IRPF por la medida de la devolución de los 400 euros.

En España entre hacia el 2007, las empresas y las familias españolas redujeron su gasto neto en un 18% del PIB para aumentar el ahorro y reducir las deudas, y así se provocó un desplome de las ventas. Así las cosas, el Estado tuvo que atender el fuerte aumento de la prestación por desempleo en unos 30.000 millones de euros anuales. Si el Estado hubiera reducido su gasto para evitar incurrir en déficit público, como propugnaba el paradigma clásico, nuestra tasa de paro habría superado el 30% en 2009. Acertó aquí Zapatero.

El Plan E tan criticado favoreció que Renault, Peugeot, Citroën, Ford, Opel, Nissan o Volkswagen sigan produciendo sus coches en España y den empleo a miles de trabajadores y a miles de empresas auxiliares.

Con esta realidad resulta increíble comprobar la ceguera de la derecha económica y las familias con mayor poder adquisitivo al resistirse a la subida de impuestos. No se atrevió Zapatero y de forma prudente se atrevió Rajoy. Cerradas todas las salidas el austericidio solo lo hubiera impedido una mayor subida de impuestos.

Nuestra semana trágica acabó en el rescate de 100.000 millones de euros por parte de nuestros socios europeos. El Estado avalaba el préstamo, lo cual suponía asumir el 10 por ciento del PIB de deuda privada por deuda pública. Solo la intervención in extremis del BCE en agosto, con el anun-cio de la compra de bonos españoles, evitó que el desastre que ya conocían en Grecia, Irlanda y Portugal.