La Provincia - Diario de Las Palmas

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Tropezones

Reflexiones viajeras XIV

Fjällbacka: Fjällbacka (pronunciado Fielbaca) es un pintoresco pueblecito pesquero en la costa oeste de Suecia; pese a su idílica apariencia y a sus cívicos habitantes, tanto los autóctonos como los veraneantes, Fjällbacka ostenta uno de los índices de criminalidad más altos del mundo, en la misma liga que localidades como Ciudad Juárez o Medellín. La responsable de tan lamentable situación es la escritora Camilla Läckberg, la Agatha Christie local, que ha decidido ubicar las tramas de sus exitosas novelas negras en su pueblo natal, convirtiéndolo en lugar del crimen de los más abominables horrores, difundidos en ediciones millonarias, traducidas a más de veinte idiomas, con versiones adaptadas al cine y a la televisión.

Otro de los hitos menos conocidos de esta pequeña colectividad es haber alumbrado en sus modestas instalaciones industriales una empresa gigantesca en el campo del empaquetado: la multinacional Tetra Pak, cuyos envases utilizamos todos diariamente cuando nos servimos un vaso de leche o un zumo de frutas. Por cierto que el lanzamiento ante los medios de comunicación de la primera cadena de montaje fue un alarde de prestidigitación; la premura de tiempo para respetar la fecha señalada para la puesta en marcha obligó a esconder toda una cuadrilla de agobiados operarios afanados en ensamblar a mano los envases antes de colocarlos sobre la cinta transportadora, manteniendo la ilusión de una producción fluida y automatizada. Pero como quedó patente, también este producto terminó inundando no las estanterías de librerías y bibliotecas, sino las de los supermercados del mundo entero.

Pero yo no les quiero hablar de envases ni de las truculentas fechorías encasquetadas a los habitantes del pueblo, con las que el lector puede regodearse sin problemas acudiendo a la librería más cercana, sino de otra faceta de este lugar, tampoco desprovista de cierto morbo pero mucho más íntima y entrañable.

Se trata de un fenómeno de fosforescencia del mar que se puede contemplar en las noches de agosto en las abrigadas aguas del puertito. El plankton marino cobra entonces una asombrosa luminiscencia que se manifiesta con más intensidad al remover el agua, convirtiéndola en huésped de millones de microscópicas luciérnagas sumergidas, debatiéndose en atropellado enjambre.

Zambullirse en el mar, envuelto el cuerpo en confetis de luz y enmarcada la silueta por una aureola luminosa, es una experiencia extraordinaria que cabría recomendar como alternativa a los turistas que peregrinan a Fjällbacka con el solo fin de estremecerse en las localizaciones de las atrocidades elucubradas por Camilla.

Este "baño de estrellas" también se da, naturalmente mucho más publicitado, en destinos más exóticos, como las islas Maldivas, o los lagos Gippsland en Australia.

¿Pero digo yo, por qué tener que desplazarse hasta las antípodas pudiendo gozarse este mágico baño poco menos que a la vuelta de la esquina?

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