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Rubén Reja

Testigo directo

Rubén Reja

El hechizo de El Río

Dulce éxtasis con cierta dosis de sufrimiento. Esta es la sensación que atrapa a los aguerridos nadadores al superar el brazo de agua que une Lanzarote-La Graciosa. El 'Río' como se le conoce a esos tres kilómetros de mar abierto repite fotografía un año más. Instantánea única que desborda adrenalina y pasión a golpe de brazada. La nadada entre Bajo Risco y Caleta de Cebo es más que una mera prueba deportiva. Lo que inició el Club Victoria en la década de los noventa, con solo 50 nadadores en aquel entonces, (¡organización, hoy ya son demasiados!) se ha convertido en la mejor promoción de la octava isla. Nadadores que cada año agrandan la leyenda de esta travesía, que el próximo año cumplirá sus bodas plata. Un reto que no deja indiferente a nadie y donde la posición final es lo de menos. La cita, marcada en rojo en la agenda de cientos de repetidores, se transforma en un auténtico bálsamo de emociones, sobre todo al pasar la jodía boya siete. Nadadores irreductibles al desafío como Ricardo Medina, Sergio Armas, Luis Alonso, Malena Domínguez, Abián Reino, Raquel Álvarez, Gonzalo Roldán, Ciro Gutiérrez, Carlos Delgado, Edu Araujo o Mónica Soria, Dora del Toro, entre otros. Prueba que no entiende de edades (hay octogenarios) y que hechiza, para siempre, a todos aquellos que se atreven a surcar la corriente y vencer al 'Río'. La bocana de La Graciosa, tan lejos y tan cerca, es la puerta de entrada para abrazar la gloria, donde espera el cálido clamor de los gracioseros que arropan a los participantes con sus aplausos. Ovación perenne, que no ceja hasta que asoma el gorro del último participante por el puerto. Sin duda, el punto álgido de la competición y la mejor de las recompensas para los titanes de esta mágica prueba que echaron en falta la medalla por nadar. A partir de hoy, comienza la cuenta atrás para que dentro de un año los bravos nadadores vuelvan a embriagarse con el hechizo del 'Río'.

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