Habiendo cuando niño vivido el ascenso de Perón al poder en Argentina la comparación con Trump es inevitable. La diferencia principal es que Perón hizo luego, mal que bien -más bien mal- una revolución.

Perón ganó en 1946 las elecciones en Argentina contra el establishment y media locales y mundiales.

Populista de derechas como Trump (se lo acusaba con razón de haber sido germanófilo durante la 2ª Guerra Mundial) contó con el apoyo de la entonces muy reaccionaria Iglesia católica (Pío XII nada menos) y de los militares en el poder. Contra los pronósticos (más rudimentarios que ahora, pero siempre realistas), Perón venció; impuso la enseñanza religiosa obligatoria, y cerró -o se apropió de- toda la prensa opositora, la radio, y la novedosa televisión, durante casi 10 años.

Pero pese a ello, Perón hizo al mismo tiempo -quizá sin saberlo plenamente- una revolución social. Surgió en Argentina una nueva igualdad antes desconocida: el acceso al prestigioso y caro teatro Colón era gratuito, los "pobres" se mezclaban con los "ricos" en todas partes, y los sindicatos mayoritariamente peronistas pisaban fuerte. La clase trabajadora lo asumió; y hasta el día de hoy el peronismo sigue siendo un -si no el- determinante de la política argentina.

No es éste el sitio ni el momento para analizar detenidamente a Perón ni a Trump, pero sí quiero comparar ambas elecciones, mejor dicho ambas preelecciones. En los dos casos -Perón fue y Trump es- una "wild card" -literalmente una carta salvaje- (no comodín en este caso); imprevisible, una carta que escapa a los pronósticos y encuestas.

La dinámica con que la realidad estadística (la base de la democracia como bien dice -irónica pero certeramente- Borges) muestra el ascenso imperturbable, implacable de Trump, negado y combatido por muchos, denunciado, acusado, vilipendiado -probablemente con razón- por tantas voces notables... Pero Trump sigue allí. Como seguía Perón.

Z Duelo de titanes

Deberíamos preguntarnos si Trump está allí por méritos o talentos propios, por circunstancias imprevistas, por el apoyo de los medios, que aumentan su público con él, o porque ocupa un vacío -imposible de llenar si no- necesario para tener una Superbowl nacional.

En USA hay 2 Ligas de Fútbol Americano, la Este y la Oeste, y siempre hay una gran final: la Superbowl. Es el Duelo de Titanes o el Gunfight at OK Corral, o High Noon, Solo ante el peligro. Los dos cowboys armados que se enfrentan. El bueno y el malo. Dios y el Diablo. Moby Dick y el capitán Ahab.

Y Trump acepta con bastante habilidad -y óptimos resultados hasta ahora- el rol de "malvado", de Diablo. Sabe que puede ganar. Pero si pierde, siempre podrá decir -sin falsear su personaje- como los militares argentinos tras la derrota de las Malvinas: "No nos fue tan mal. Salimos segundos".

Z ¿El que pierde gana?

El tablero político español se ha quebrado por el PSOE donde Pedro Sánchez aguantaba en sus Termópilas. Pedro ha cedido y el PSOE cederá el poder al PP. El nefasto Rajoy seguirá (negociación más, negociación menos) mandando. Hay -hasta ahora- dos claros vencedores: el viejo bipartidismo que vence al multpartidismo joven. Y el PP, Rajoy, la vieja derecha, que derrota a la izquierda joven.

Alentados, jaleados, por Felipito Tacatún González (a la vejez, viruela boba) y el Zapatero Patatero (que nos cambió la Constitución a favor de Merkel y Schäuble) los barones y baronesas del PSOE cortaron la cabeza de Sánchez, el joven rebelde, el que quería llevar el PSOE hacia la izquierda, y la pusieron en una bandeja.

Fue una ejecución pública con todas las de la ley: pedida, exigida -insultos incluidos- y anunciada con bombos y platillos por la prensa impresa; y luego mostrada en detalle en todas las crónicas políticas: perdió Sánchez. Ha muerto.

He aquí su cabeza.

Z Pero...

Pero... ¡Tate tate!... Un ojo sagaz como el de Odón Elorza lo ve diferente. En su artículo "Pierde el PSOE y gana Sánchez" (El socialista digital, 2-10-2016) dice que el PSOE pierde pero Pedro Sánchez queda con prestigio y posibilidades de futuro, hasta prometedoras:

"... sale casi intacto de Ferraz porque se ha ganado con el discurso radical del 'No es No' a buena parte de la militancia socialista... se presentará para ganar las primarias sin desgaste... los aparentes ganadores tras el bochornoso Comité Federal del sábado, incluidos cualificados ex dirigentes y ex presidentes de gobierno, tendrán que asumir las consecuencias... una abstención a Rajoy o pésimos resultados en terceras elecciones...". ¿Tendrá razón don Odón, y el ajusticiado Pedro saldrá ganado al final? Esperar para ver.