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Opinión

Con la cuchara que coges, comes

Somos unos artistas para muchas cosas. Entre ellas, pitorrearnos de la Comisión Europea con el asunto del déficit de las cuentas públicas. Castañuela en una mano y pandereta en la otra, bailamos flamenco en Bruselas con ese arte de trampa y picaresca que llevamos en los genes.

Hemos engañado tanto a Europa que ni se recuerdan las veces que hemos jurado por Snoopy el cumplimiento del déficit. Y cuando nos pillan cada cierre de año, cantamos con esa solera muy nuestra que la culpa fue, si acaso, de la calculadora.

Pero, al final y siempre, se cumple ese dicho que repetían las abuelas con boca torcida, manos en jarra y ojos saltones: no vengas con quejas que con la cuchara que coges, comes. Y en esto de las cuentas, elegir trampa como cuchara tiene sus consecuencias, así que nadie se extrañe ahora de las duras palabras del presidente del Eurogrupo esta misma semana.

En una clamorosa cachetada sin manos, harto de promesas y números que no cuadran, pedía a España que "verifique bien sus cifras antes de enviarlas a Bruselas para evitar errores pasados". De lo que se desprende que no es una lupa, sino un telescopio de La Palma lo que nos van a poner encima.

Son muy finos, pero esa es su forma de llamarnos farfulleros. Porque si escoges la trola para ir por Europa con los presupuestos bajo el brazo pues nuestros socios, en algún momento, tendrán que cerrar el agujero para que no les cuelen más bolas.

Y como este gobierno eligió esa cuchara y no otra, con irresponsables rebajas fiscales incluidas que impidieron cuadrar los números a pesar de las advertencias europeas, nos toca comernos en su nombre 5.000 millones en recortes. Un ajuste que viene a parecerse, para ponerlo en referencia, a todo el gasto sanitario que genera Canarias en dos años.

Esto después de darles tremendo sablazo a las empresas para que las arcas estatales ingresen un extra de 8.000 millones en una fórmula que, como se entere mi hijo, la trinca para timarme con su paga. Eso sí, aprende de golpe todo lo que necesita saber de ingeniería contable y cosmética financiera para poder desenvolverse en esta vida.

Es decir, las sociedades adelantan el dinero en un abultado pago a cuenta que pasa del 12% al 23%. Menos mal que queda el consuelo de que sólo están afectadas aquellas que facturan más de 10 millones anuales, lo que no ha impedido que pongan el grito en el cielo al entender que se resta liquidez para generar inversión y empleo.

Pero, como su nombre indica, es un pago a cuenta. Cuando se ajusten los gastos y deducciones, el Ministerio de Hacienda tendrá que devolver lo cobrado de más o, en su defecto, ya habrá ingresado por adelantado el impuesto. Vamos, lo que viene a ser una patada pa'lante en toda regla.

Con esas, no es de extrañar que la credibilidad que nos queda en Europa se acerque al cero y estemos bajo amenaza de los siete males -congelación de fondos y multas pendientes- porque en Bruselas, como las abuelas, también dicen que con la cuchara que coges, comes.

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