Gerard Piqué ha vuelto, probablemente sin pretenderlo, al epicentro de la convulsión. El silencio le había sentado bien y apenas hace una semana había destacado cómo "ahora que estoy más calladito se valora más mi juego". Pero ha vuelto a la palestra a cuenta de un corte de mangas a una camiseta que más de uno ha interpretado como un corte de mangas al Estado.

La decisión de Piqué de renunciar a la selección más allá del Mundial de 2018, para el que, ojo, España aún tiene que ganarse la plaza, puede analizarse desde el punto de vista deportivo, el personal y el político, aunque en unos y otros para gustos se hicieron los colores y no habrá argumentos posibles que pongan a nadie de acuerdo si no quieren de antemano ponerse de acuerdo.

En lo deportivo no hay nada objetable al razonamiento de Piqué para dejar la selección. En el 2018 tendrá 31 años, llevará más de media vida defendiendo los colores de España (debutó con la selección sub-16) y su carrera ha sido de un nivel tan alto como el de su propia exigencia, formando parte tanto de una selección como de un equipo, el Barcelona, que año tras año aspira a lo máximo. Y puede presumir de haber obtenido un palmarés sencillamente extraordinario. Además, y desde que en 2009 debutó con la selección absoluta, su entrega ha sido siempre ejemplar.

Otra cuestión es que al Piqué barcelonista siempre le gustó hacer fuego cada vez que alguna astilla se rompía en el Madrid. Aquel día que celebró un título haciendo mofa de la fiesta de cumpleaños de Cristiano abrió la caja de Pandora, y como hay madridistas en todas partes empezó a ser pitado en los partidos de La Roja en una tristísima costumbre que afortunadamente estaba empezando a remitir.

Curiosamente ese Piqué provocador y amante de las redes sociales ha sido ahora víctima de una provocación llegada desde las redes sociales; de una mentira que a base de amplificarse intentó crearse una verdad. Son los nuevos tiempos, en los que quien a twitter mata, a twitter muere. Piqué nunca cortó los colores de la bandera de España de las mangas de su camiseta por la sencilla razón de que nunca tuvieron esos colores, pero la polémica le llevó a adelantar el anuncio público de su renuncia a la selección. ¿Un calentón? En cualquier caso han sido muchos silbidos y muchas provocaciones, por lo que su anuncio de dejar La Roja no puede entenderse a su vez como una provocación sino como un simple desfallecimiento. Y con margen amplio de maniobra.

El problema es vincular el "caso Piqué", o más bien los muchos casos habidos con Piqué, con la "cuestión catalana". Y es que aquí también se han intentado encontrar paralelismos entre el anuncio del central y el referéndum de independencia. Pero por ahí no ha ido nunca el tema, y el que él cortara las mangas de una camiseta porque "joder, me está estrecha" no puede compararse a la actitud de ese concejal de Badalona que hizo pedazos ante las cámaras una orden judicial amparándose en su puñado de votos para vulnerar la ley.

En todo caso, y para evitar un nuevo tropezón, convendría tener preparada una camiseta de mangas más anchas para Piqué en la próxima cita de la selección. Aunque no faltará entonces quien le mire las medias o el dobladillo del calzón.