La Provincia - Diario de Las Palmas

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Papel vegetal

¡Menudo panorama!

Sí, menudo panorama el que se les presenta a los ciudadanos de este país por culpa de la soberbia e inmovilismo de unos y la incapacidad de otros de reconocer sus errores y rectificar a tiempo.

Menudo panorama el de un partido socialista partido en dos y secuestrado por unos barones más duchos en intrigas palaciegas que en profundidades ideológicas.

Un PSOE incapaz de mirarse al espejo y ver todo lo que ha hecho mal, que no es poco, que desconfía de sus propios militantes y lleva tiempo paralizado ante la serpiente neoliberal.

Un partido que sigue proclamándose de izquierdas, pero que continúa sin ofrecer respuestas convincentes a un sector de la población, el más joven, dominado por la precariedad y el desempleo.

Precariedad que desde hace tiempo se nos presenta como signo inevitable de los nuevos "tiempos líquidos", en los que el individuo autónomo tiene que aprender a reinventarse continuamente y estar dispuesto a asumir cualquier riesgo.

Un PSOE cuyo máximo dirigente en este momento advierte contra los intentos de "podemización" de algunos, en alusión a su rival de la izquierda, demostrando así no entender nada de lo que sucede a su alrededor.

Y frente a esos socialistas que sólo parecen mirar ya con nostalgia por el retrovisor, tenemos a un Partido Popular dirigido por unos políticos de colmillos retorcidos y auténticos maestros de la mentira y el cinismo.

Un Partido Popular que no se rompe porque sabe -como la derecha sabe siempre- dónde están sus intereses y que los vientos, tanto los de dentro como los de fuera, están a su favor.

Un partido corroído por la corrupción como demuestran todos los casos actualmente ante los tribunales y que en cualquier otro país europeo habrían provocado hace tiempo un terremoto interno y el recambio de su cúpula.

Un Partido Popular cuyo máximo dirigente no se considera responsable de nada y sigue hablando de unas cuantas manzanas podridas cuando el cesto estaba lleno de ellas.

Un partido que, colmo del cinismo, considera que en cualquier caso los electores ya le han perdonado con sus votos.

Y para completar tal panorama, un nuevo partido Ciudadanos, más insensible, si cabe, aún que el PP a la cuestión territorial y que en todo lo demás parece, más que un partido bisagra, un partido veleta.

Y uno de izquierdas, Podemos, al que le gusta exhibir continuamente en las redes sociales sus pequeñas diferencias, y cuyas torpezas tácticas han facilitado la labor de quienes no están dispuestos por nada del mundo a que toque poder.

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