La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cada cosa en su sitio

Grietas en el 'jarrón chino'

Huelga decir que la manifestación de 200 estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid contra Felipe González y Juan Luis Cebrián me parece despreciable en fondo y forma. Por no hablar de pancartas y gritos injuriosos, el solo sabotaje de su conferencia implica la conculcación violenta de principios y derechos constituyentes en cualquier sistema de libertades. Enmascarados, o a cara descubierta, escenificaron un esperpento que muy poco tiene que ver con el espíritu mayoritario del 15-M. Discrepo de la culpabilización de Pablo Iglesias por sectores del PSOE, pero está claro que sus ocurrencias suministran eslóganes a los antisistema. Si la estrategia de "dar miedo" inspira hechos como éste, su presencia institucional será efímera.

También parece inocultable que ciertos errores actuales, no pretéritos, de González, conspiran contra los intereses del partido que ha dirigido en muchos años de esplendor. Aún respetando absolutamente su derecho a la palabra, la fractura del uno de octubre -día nefando para la historia- tuvo causa primordial en el linchamiento de Pedro Sánchez provocado por él días antes del desastre. El jarrón chino nunca fue tal, sino un oráculo venerado por el socialismo español, casi un mito inobjetable que defendía principios y valores sin pisar la arena de lo inmediato, donde pugnan discrepancias lógicas en el cambio de los organismos vivos que se defienden de la petrificación.

Nadie podía prever que la palabra del líder referencial provocase más diferencias que consensos. El PSOE sufre la peor coyuntura de su historia y masca derrota tras derrota por la acción de sus dirigentes. Lo más sano en estos casos es contar con el parecer de las bases, no eludirlo so pretexto de una representatividad equivocada que, de hecho, no representa hoy el general sentimiento socialista. Sea cual sea el diktat de la gestora sobre abstención en una investidura no deseada, el partido está quebrado y lo estará más si la "disciplina de voto" aplasta aquel maltrecho sentimiento. Felipe González dilapida su imagen con errores parecidos a los que describen la soledad de Aznar. Increíble, pero cierto.

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