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El callejón del gato

Más educación y menos democracia

La semana pasada tuve la satisfacción de presentar en el Gabinete Literario a la reportera de guerra Georgina Higueras. Esta indómita periodista ha recorrido el mundo de conflicto en conflicto desde la guerra de Camboya, Afganistán, Oriente Medio pasando por Chechenia y acabado en El Salvador. Los relatos espeluznantes sobre el dolor humano provocado por los enfrentamientos armados a lo largo y ancho del mundo, nos llevan a hacer un esfuerzo para seguir confiando en la raza humana.

Convendrán conmigo que el titulo es cuanto menos provocador pero, cuando entras en detalle sobre el modus vivendi de muchas de esas democracias te das cuenta de la imperiosa necesidad de que la educación sea un asunto prioritario a cualquier otra consideración.

Contaba la corresponsal que en muchos países donde, por ejemplo, las mujeres habían conquistado derechos tales como el voto, de poco les sirve, ya que son incapaces de ejercerlo sin el permiso del marido o que, con independencia de llevar burka o no, en muchos casos sólo salen de su casa para asistir a su propio entierro.

Hemos visto como lo de " un hombre/mujer, un voto" al menos en nuestro país, no deja de ser un eufemismo. Mientras los estados no formen a las personas para que puedan ser dueños de su propio destino, poco o nada se resuelve de forma consecuente con los principios de ir a votar cada equis tiempo.

Obviamente, esto no significa que la democracia tenga menos dignidad. Pero tampoco por ello puede ser considerada la democracia como la situación a través de la cual la humanidad ha alcanzado su realización suprema, como al parecer creen los cachorros de Podemos. Hace apenas unos días impidieron a Felipe González intervenir en la universidad madrileña, ¿es eso democracia? O eso es imponer el pensamiento único.

Damos por supuesto que la democracia es un sistema de ideologías pero, de ideologías confusas por no decir errónea, que figuran como contenidos de una falsa conciencia, vinculada a los intereses de determinados grupos o clases sociales, en tanto se enfrentan mutuamente de un modo mas o menos explícito.

La educación es como remar contra corriente: en cuanto se deja se retrocede. No debemos echar en saco roto que una de las diferencias entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las ordenes.

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