Este apotegma que recrea como tantos otros nuestro mundo rural se localiza -al menos- en Gran Canaria. Viene utilizado en determinados ambientes o menesteres para replicar (o contrarrestar) los efectos de la afirmación que muestra exagerado optimismo o se jacta con la certitud de la victoria antes de tiempo -si se trata de un juego o competición deportiva- o de una resolución favorable, en otras confrontaciones o contiendas. Se advierte con ello de que no hay nada 'ganado' de antemano y sabiamente se enmienda la actitud eufórica que puede llevar, por un exceso de confianza, a relajar el ánimo o la actitud beligerante y la concentración que exige toda empresa por fácil o sencilla que pueda parecer.

La frase la he escuchado en más de una ocasión de algún veterano abogado frente a un incauto cliente que preguntaba -más bien, afirmando-: "Don Juan, pero este pleito está ganado, ¿no?". "Ganado son cabras, amigo mío", solía ser la respuesta.

Primero hay que afrontar las cosas, con confianza, sí, pero sin bajar la guardia y sin fiarse demasiado de las apariencias, por los reveses que puede deparar la situación o del contrario en contienda.

Todo objetivo que se pretenda alcanzar en la vida exige idéntica actitud: no dar nada por perdido, pero tampoco darlo por ganado de antemano. Primero hay que jugar la partida, hasta el último minuto, para después poderlo celebrar.

El término 'ganado' goza de una significación aún más profunda que no parece casual. Y que le viene como anillo al dedo al dicho comentado. 'Ganado' (como rebaño) viene de 'ganar' (participio del verbo) o 'ganancia'. La voz rememora un tiempo antiguo en el que las cabezas de ganado representaban la riqueza o el patrimonio de una persona. Es el caso de alguno de los patriarcas bíblicos, como Abraham que era un hombre muy rico porque tenía 'mucho ganado', se decía (que alegóricamente es lo mismo que decir que 'ha ganado mucho'). De hecho, las voces 'pecuniario' (una materia pecuniaria es un asunto que tiene que ver con la economía o finanzas), 'pecunia' (de pecunia, ae significa: moneda o dinero) o 'peculio' (que en origen era la pequeña cantidad de dinero que podía administrar un esclavo en la Antigua Roma) remontan todas ellas su etimología a la raíz del término latino pecuaria, orum que significa 'ganado'. ('Pécora' en castellano es también res o cabeza de ganado lanar). Cuanto más ovejas o cabezas de ganado poseía un hombre, más rico era.

Pero para ganar hay primero que trabajar, es decir, hay que estar a lo que hay que estar (aunque, es verdad que hay quienes ganan 'sin dar un palo al agua', o dando 'palos', que no es lo mismo) y nunca tirar los voladores antes de la fiesta porque ganado son de cabras, y alguna que otra oveja..., amigo mío.