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Inventario de perplejidades

El PP, en apoyo del PSOE

La reconstrucción del añorado bipartidismo provoca trasformaciones milagrosas. Gente que hasta no hace mucho decía pestes de los socialistas, los insultaba con habitualidad y les acusaba de romper la unidad de España, pactar con el terrorismo, o provocar la ruina económica de la nación, encargan ahora novenarios en pro de la salvación del alma del PSOE. Los conversos a la nueva fe dicen del viejo partido de Pablo Iglesias que es un pilar imprescindible del andamiaje constitucional español, que está lleno de dirigentes de enorme talla intelectual (excluidos de la lista Zapatero y Sánchez), y que sin su sensata colaboración con el PP estaríamos abocados a una crisis política de consecuencias terroríficas. Los elogios a la gestora que preside Alberto Fernández para que facilite el acceso de Rajoy a la presidencia del Gobierno mediante una abstención lo más numerosa posible en la sesión de investidura se suceden. Unos elogios que se hacen especialmente encomiásticos en el caso de Pérez Rubalcaba y Felipe González. El exministro del Interior y frustrado candidato a la presidencia del Gobierno ha de- jado de ser aquel maquiavélico personaje que impidió con su policía (la 'policia de Rubalcaba', ¿recuerdan?) que supiéramos toda la verdad sobre la verdadera autoría de los atentados del 11-S. Y también sobre el 'caso Faisán', donde uno de los jefes de esa policía particular del ministro impidió, mediante un soplo a ETA, la desarticulación por otros policías del aparato de recaudación de la banda terrorista. Ahora, el bueno de Alfredo, que ha vuelto a la docencia universitaria, se ha transformado en ese político sólido y fiable al que todos añoramos. ¿Y qué decir de don Felipe González? Desde las mismas tertulias y columnas en que se le señalaba como la X del GAL hemos pasado a ponderar su talla de estadista y los logros de su largo mandato (entrada en la Unión Europea, referéndum sobre la permanencia en la OTAN, Olimpiada de Barcelona, AVE a Sevilla, etc., etc.). Incluso un veterano conspirador como Luis María Anson, que fue miembro destacado de aquel "sindicato del crimen" periodístico cuyo objetivo principal era sacar a González de la presidencia, se arrepiente de sus pasadas confabulaciones, y dice de él que es el político español de más talla dentro del siglo XX. ¿Qué ha pasado aquí para que un conocido azote de socialistas, como don Ernesto Pons, salga a los medios para pedir generosidad y buena armonía entre el PSOE y el PP con su mejor cara de niño bueno? ¿Será verdad que estamos a punto de superar para siempre aquel ambiente " guerracivilista" que enrareció durante años la convivencia? ¿Pondremos fin a aquellas intensas sesiones de crispación? ¿Cesaran los insultos? Eso está por ver. La reconstrucción del benéfico bipartidismo es una tarea ciclópea y abundante en contradicciones. Como primer paso ya tenemos que el Comité Federal del PSOE aprobó el domingo pasado por escaso margen facilitar el acceso de Rajoy a la presidencia del gobierno. Pero luego vendrá lo más difícil. Apoyar a un gobierno de derechas en minoría para luego plantearle -como dicen- una durísima oposición desde una perspectiva de izquierdas parece un ejercicio de funambulismo muy arriesgado. O un combate amañado, como en las veladas de la lucha libre americana. La cuestión es ganar tiempo y margen de maniobra.

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