Los vecinos de la zona de Arenales entre Pamochamoso y el Paseo de Lugo están que trinan. La prostitución ha alcanzado cotas hasta ahora desconocidas. Aumentan los lupanares y las calles, en cuanto anochece, se llenan de señoras que se dedican a eso de la profesión más antigua del mundo. Hasta en León y Castillo se las puede ver buscando clientes, una vía principal en la que no era habitual que se adentraran.