José Miguel Barragán y Julio Cruz están acabando con los gatos callejeros de Canarias. Desde hace semanas es el último método que utilizan ambos para averiguar si el pacto de gobierno entre coalicioneros y socialistas sobrevive a 2016. En Coalición Canaria cada mañana se presenta en el despacho de Barragán -que ha metido todos sus objetos personales, incluido un tapergüer de carne cabra, en una maleta que se cubre de polvo- el secretario de Organización, también conocido como José Miguel Ruano, disfrazado de deshollinador al estilo de Dick Van Dyke en Mary Poppins, y con un bolso peludo y maloliente que arrastraba exhausto.

-¿Cuántos?- preguntó Barragán.

-Dos. Toda la noche recorriendo Santa Cruz y solo he encontrado dos gatos, y uno de ellos, medio muerto de hambre.

-Menos lloriqueos, que quien tiene que abrirles la barriga soy yo.

-Hombre, eres el secretario general.

-Hasta mañana, eh. Ya le he dicho a Fernando que hasta pasado mañana.

-Pero los gatos de ayer, ¿qué decían? ¿Sigue el pacto o no sigue?

-Pues no estoy seguro. Las entrañas no estaban muy claras. El hígado del más prometedor indicaba que Patricia Hernández podría cambiar de odontólogo, pero nada más.

-Esto es insufrible.

-Calla y trae el palo, para atontarlos.

En cambio, en las filas socialistas, las entrañas de todos los gatos sacrificados decían lo mismo: Patricia Hernández debería cambiar de odontólogo y, de paso, disponerse a presidir un gobierno integrado por el PSOE, el PP, Nueva Canarias, Agrupación Socialista Gomera y Adventistas del Séptimo Día, y si no lograba un ejecutivo estable en tres semanas, dimitir. Lo de dimitir lo repetía muy compungido José Miguel Pérez.

-Mira que esa chica vale un montón, pero la maldita oportunista debería desaparecer de la faz de la tierra junto con todos los bolsos de Desigual.

-Sí, mi amo- dijo Julio Cruz en su saludo habitual a los secretarios generales desde el Cretácico.

-Y eso que me llaman el Mudito. Soy tan Mudito que hablo con el PP para formar gobierno con la derecha. Ja.

-Sí, mi amo.

-Es lo que decía Arnold Toynbee: prepara tu golpe histórico mientras guardas silencio y conseguirás esculpir tus objetivos.

-Creo que eso no es de Arnold Toynbee, mi señor, sino de Arnold Schwarzenegger.

-¿Eres catedrático universitario? ¿No? Entonces cállate. Aquí el que sabe leer a Toynbee y a los gatos soy yo. Nada, pongo a una socialista de presidenta del Gobierno y me aseguro la reelección como secretario general y ya recogeremos o no los pedazos de Patricia cuando ese engendro salte por los aires. ¿Traes gato hoy?

-Este me lo regaló Román Rodríguez, pero me pidió discreción.

-Lo tenemos hecho.