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Opinión

José Mendoza

Cuidado con el caviar

Acostumbrarse a la tranquilidad no es nada fácil. La UD Las Palmas lleva ya muchos años de montañas rusas, combinando momentos de ansiedad muy largos con otros de plena euforia, como el año pasado, que empezó con una destitución y terminó con una recta final espectacular. Son muchos idas y venidas desde que el equipo comenzó a jugar el playoff en una categoría en la que evitar la irregularidad es un milagro. En este curso, sin embargo, tiene toda la pinta de que la UD va a vivir en la mitad de tabla toda la temporada, lejos del descenso y posiblemente, auguro, más cerca de zona europea que de puestos de peligro. Va a convivir, al fin y al cabo, en el término medio. Y eso también tiene su dificultad.

Si no, que se lo digan al Betis, próximo rival amarillo, que está en un momento de histeria colectiva y con el entrenador en la cuerda floja a pesar de encontrarse en la décimo cuarta posición. O a la Real Sociedad, que antes de que los insulares naufragaran en Anoeta estaban discutiendo a Eusebio Sacristán. Hay clubes que, por currículum y pasión, conviven en ambientes con tendencia a la autodestrucción. Y la UD Las Palmas es uno de ellos.

Por eso tiene un valor enorme el gol de Jonathan Viera en el tiempo de descuento ante el Eibar. Siete jornadas sin ganar hubieran sido muchas, sí. Había defectos notables en el último mes como la falta de equilibrio y algún error defensivo grosero. Y alguna decisión discutible desde el banquillo también. Pero la UD no había perdido el norte en ningún momento. No ha dejado de competir, el plan de juego no se ha perdido, los mejores jugadores del equipo estaban a un nivel notable, incluso sobresaliente y solo una cuestión de matices alejaba a los amarillos de la victoria.

Empatar ante el Eibar, por tanto, no hubiera sido ningún drama. De hecho, de no haber acertado Jonathan Viera desde los once metros la UD estaría a cinco puntos de la zona de descenso. Y sin embargo los nervios y la desconfianza, como admitió el propio Viera tras la victoria, se hubieran apoderado del equipo y, por supuesto, del entorno. Pero cuidado con el caviar. Hay que evitar la ansiedad en las malas rachas siempre que el equipo se mantenga en mitad de tabla y no pierda el hambre de elevar sus ambiciones cuando llegue el momento. Que llegará.

Por eso todos los análisis que se realicen en esta temporada, si la UD sigue en esta línea, hay que valorarlos desde un prisma diferente al de otros cursos. El equipo está muy lejos de la zona de descenso y está cumpliendo el objetivo principal. Y encima juega de maravilla. Nos tenemos que acostumbrar, aunque se haga raro, a disfrutar con regularidad. Casi todas las semanas. Pero sin aburguesarnos.

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