Un algoritmo, como todos sabemos, es un conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema. Pues bien, el que le diseñó el algoritmo a Rajoy para la recuperación económica y que tanto Montoro como de Guindos se apresuraron a poner en practica no tuvo en cuenta las distorsiones que otros de forma subrepticia se encargaron de ir colando en la política española para descabalgar al gobierno de la Moncloa. Ahora, con el nuevo gobierno, muy a la medida de D. Mariano, un gobierno de tecnócratas muy en la línea de los populares. Es obvio y es de esperar que introduzca los factores de corrección necesarios, para que al menos dure un par de años, que, por otro lado, es lo que el PSOE necesita para recomponerse del roto que ha dejado el anterior secretario general en su partido. Pedro Sánchez, en unión de los nacionalistas y podemitas, al más puro estilo trotskista, pretendían instalar la vieja estrategia, más conocida como "entrismo", que no es otra cosa que infiltrar tercercolunnistas en las filas socialistas.

Nunca he sido proclive a creerme toda suerte de teorías conspiratorias, pero en la política de laboratorio de los nuevos partidos todo es poco.

Negociar es la consigna que tienen los miembros del gobierno pero, ¿negociar el qué? Pues, de momento, empezar por contentar al PNV y a algún otro para que apoye los presupuestos y no necesitar que el PSOE tenga que volver a abstenerse, ya que sin presupuestos sanseacabó la legislatura y vuelta a empezar. Eso, por cierto, sería lo que en el fondo le convendría al Partido Popular porque unas nuevas elecciones consolidarían su posición y cogerían de nuevo a los socialistas desarbolados.

Los que aún no se han enterado son los de Podemos de que esto no va de quejarse, aquí se viene llorado y la ciudadanía va a tomar buena nota de los que por motivos personales o de partido sigan instalados en el no por el no. No es de recibo que ante las críticas ante algunas de sus actuaciones argumenten ideas tan peregrinas como una "conspiración judeomasónica", de la "triple alianza" contra los podemitas, sólo les falta terminar con un "¡viva Franco y arriba españa!"

Es de esperar que el algoritmo de Rajoy no tenga los mismos fallos para analizar la situación como ha ocurrido en EE UU, donde nadie se explica ahora cómo Donald Trump tenía tantos seguidores con los disparates que dijo; sencillo, en EE UU existen muchos norteamericanos que piensan como él. Aquí, en España, solo nos enterábamos de lo que la CNN y el Washington Post querían y filtraban en su descarado apoyo a la Sra. Clinton, obviando que metió a medio mundo en aquel gigantesco lío que fue la " Primavera Árabe". A Dña. Hillary se le escacharró el algoritmo.

El virus más dramático y destructivo se encuentra entre el teclado y la silla.

Cometer fallos es humano y echarle las culpas a un algoritmo, aún más.