Con la elección de Donald Trump más de uno se va a quedar con el culo al aire después de haberse despachado a gusto contra el que ya es electo presidente. La maldita hemeroteca, va a dar buena cuenta del desahogo de aquellos que, seguros de la victoria de Clinton, se han dedicado a decirle a Trump, de todo, menos bonito.

Lo más gracioso del asunto es que las criticas le han llovido por todos lados desde fuera, incluso ha sido calificado, por parte de algún político desatado, como antidemócrata, olvidando que en estas elecciones han votado ciento veinte millones de norteamericanos, sus compatriotas a los que, para más INRI, encima, estos detractores han terminado catalogando de "paletos granjeros blancos", vamos, los WAP de toda la vida, es decir, blancos, anglosajones y protestantes.

Haber superado tener en frente a los principales rotativo y cadenas de televisión, al menos ha dejado claro que Mr. Trump no es un loco suicida como lo habían retratado, sino un tipo muy listo que ha engañado a medio mundo usando la estrategia adecuada para dejar con las vergüenzas al aire a todo el establishment y muchas de sus políticas. Trump supo ver lo que otros no vieron porque no tuvieron en cuenta el progresivo empobrecimiento de las clases medias. De un tiempo a esta parte los norteamericanos han observado como progresivamente se han ido deslocalizando muchas de sus industrias para ser trasladadas a China , Corea y otros países donde el coste de la mano de obra es diez veces menor. El personaje en cuestión es un vanidoso que, en su carrera para que todos lo admiren, va a solucionar problemas que antes no han querido o sabido hacer otros.

También, a la hora de analizar la victoria republicana, habría que reconocer que la señora Clinton tiene en EEUU una reputación poco recomendable porque en su política exterior, como secretaria de estado, llevo a cabo una estrategia que derivó en un enfrentamiento con Rusia que de paso dio alas a los integristas de ISIS.

Se han pronosticado muchos peligros, miedos que van desde la guerra nuclear, el desmantelamiento de la OTAN hasta el famoso muro en la frontera de México, muro que por otro lado lo comenzó la administración Clinton. Lo que realmente no se quiere tener en cuenta es que la mayoría de los inmigrantes que lo han votado, precisamente lo han hecho para que no vengan más ante el temor que les quiten el puesto de trabajo.

¿Por qué abroncan a Trump? A quienes tienen que abroncar es a los sesenta millones que lo votaron y, por supuesto que tomen buena nota los que simplemente critican su política sin analizar las circunstancias que concurren para que la gente le vote y, lo que es peor, no aportan las soluciones que la sociedad demanda.

En definitiva, ni la señora Clinton era tan buena ni el señor Trump va a ser tan malo, es más, a lo mejor resulta que elige consciente de sus limitaciones, un equipo competente como hizo en su momento uno de los mejores presidentes que ha tenido los Estados Unidos: Ronald Reagan.

Seria malo que olvidásemos que, la demagogia es la capacidad de vestir las ideas menores con las palabras mayores.