El ministro, pero menos, Cristóbal Montoro, se ha mostrado partidario de una subida de sueldo para los funcionarios. Los funcionarios, también. Montoro, titular de Hacienda, ha perdido Administraciones Públicas, que pasa a Soraya Sáenz de Santamaría. Fue en el acto para traspasar estas competencias (esta gente es que hacen una fiestuqui por cualquier cosa) donde Montoro anunció tal medida, medida que más bien le correspondería ahora, quizás, a Soraya.

Con lo cual no se sabe si fue un recadito para ella, un regalín envenenado o algo que ya está acordado por el Gobierno, que está esperando hacerlo efectivo cerca de unas elecciones. Como nadie sabe si este va a ser un Ejecutivo de largo o corto recorrido, ni cuando habrá comicios, tampoco se sabe cuándo podrían subirle el sueldo al funcionariado. De momento ya los tienen contentos. No es que los funcionarios se contenten con poco. Es que se contentan con lo que todos nos contentamos: con una subida de sueldo. A noso-tros desde aquí lo único que se nos ocurre es rezar para que esto tenga efecto contagio o pedagógico y así salgamos todos de la crisis un poquito y no tengamos que estar a fin de mes a mortadela baratuna, esquivando acreedores, recolectando calderilla para un mitad; tiesos de solem-nidad, condenados al vino barato y a la permanencia en el sofá el día libre.

"Vamos a dignificar la función pública", dijo Montoro, lo cual nos termina de convencer de su cinismo, aunque bien podría tratarse de un descomunal caso de faz cementosa, dado que llevan suficientes años en el Gobierno como para no haber dignificado ya el asunto. Antes de las elecciones subieron la manteca un uno por ciento al colectivo de empleados públicos, lo cual fue tachado de electoralista. No sabremos si se producirá una nueva subida hasta que no se presenten los presupuestos, que además habrían de aprobarse con la complicidad de alguna otra fuerza política. Ciudadanos parece estar más por los autónomos que por los funcionarios. Podemos tira más al obrerismo que conjuga con la alta burguesía, no desdeñando de sus filas a los agentes de la propiedad inmobiliaria. El PSOE no está para nadie. Aunque bueno, hace un par de semanas, a los funcionarios y a los que no lo somos nos proporcionó con lo del CIS, en horas de oficina, un ratín de entretenimiento. O sea, algo impagable.