La Provincia - Diario de Las Palmas

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Piedra lunar

Dos libros (poesía/teatro)

Quienes hemos hecho de las palabras nuestra patria emotiva no debemos de arredrarnos ante frases como la tan extendida "no corren buenos tiempos para la lírica" y que pueden cobrar cierta justificación al suponer que años de guerras o periodos de crisis son malos momentos para dedicarse a actividades de inspiración. No obstante, expresiones como "la poesía es palabra en el tiempo", de Antonio Machado, o "un arma cargada de futuro", de Gabriel Celaya, son apoyaturas para contrarrestar la avalancha de descrédito que suele tener el género, de la misma manera que hay quien afirma que los momentos de crisis son óptimos para la creación. El libro País de Lux (OK, 2016), tercer poemario de Carlos Lázaro Roldán, da respuesta al sentido que tiene la expresión poética en los momentos actuales, ya que son textos que han brotado de la experiencia y que por su propia gestación se alejan de un esteticismo vacuo. Lux es término ambiguo, tal vez una patria de libertad. ("Mi Lux querido, sin mar, sin poetas, sinvergüenzas). En este libro, el autor no está pegado a la acristalada burbuja de su gabinete sino que sale a la calle y observa el entorno con una peculiar sensibilidad y, sobre todo, con un compromiso humanista. ¿Y cómo nos entrega su mirada que horada con estilete la cruda realidad? Pues en poemas que hablan del hombre con el que nos tropezamos a diario en las calles de la ciudad: la angustia del vivir; la impotencia del desahucio; el desamor; la tristeza. Versos-sintagmas nominales ("desayuno sin café ni leche ni croissant. Bandejas de frío"), sucesión de imágenes que invitan a la reflexión.

Tú, a tu cuerpo (Beginbook Ediciones, 2016) es un texto breve (54 páginas, a modo de libreto dramático) escrito por Victoria Oramas (1977), que desvela una pincelada biográfica del poeta Domingo Rivero. Es un opúsculo que, si bien no pretende ser el clásico guion teatral, el disfrute y la honda puñalada reflexiva de su lectura no precisa de su representación ya que el valor textual se superpone a la posibilidad de su puesta en escena. Es la autorreflexión del poeta Domingo Rivero la misma tarde-noche del día que ha dejado en la tumba a su hijo Juan, muerto a temprana edad. Dos personajes (el padre, vivo, y el hijo convertido en espectro), formulan la dialéctica de la tremenda reflexión existencial. Si ya es conmovedora la lectura del celebérrimo soneto Yo, a mi cuerpo, del propio Rivero, la continuidad en la exploración de la angustia que se realiza en esta obra alcanza insospechadas cotas de las sugerencias que ofrecen tanto los textos como la biografía sentimental de nuestro poeta premodernista. Tú, a tu cuerpo es a la vez que un poema dialogado, una exaltación de la sensibilidad humana ante el misterio de la muerte expresado con el amor paterno-filial, desde la introspección desvelada con un brillante lenguaje de fuerza conceptual.

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