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Cartas a Gregorio

Manuel Ojeda

La edad y el buen humor

Querido amigo, qué tonto se va haciendo uno con los años. Resulta que desde hace un tiempo no oigo bien por la oreja izquierda, y cuando por la mañana suena el despertador y me coge tumbado sobre el lado derecho, no lo oigo. Mi mujer también pone el suyo aunque una hora antes, y cuando suena le doy un manotazo al mío creyendo que es el que está sonando, y hasta que mi mujer no para el suyo yo me ensaño a golpes con el mío. Total que mi mujer termina por despertarse, no por el despertador, sino por el follón que armo... Luego me levanto y no salgo de casa hasta las nueve y media o diez de la mañana. No sé, Gregorio, si te has fijado en la cantidad de cosas que cargamos cada vez que salimos a la calle. Aparte de la cartera, las llaves del coche y de la casa, tienes que llevar el móvil, las gafas, el reloj, un bolígrafo, el pañuelo... ¿cómo es que necesitamos tantas cosas? Y eso sin contar con las pastillitas de la tensión.

Seguro que la mayoría de esas cosas no las necesitas como, por ejemplo, el reloj de pulsera que no sé para qué demonios te sirve si nunca miras la hora.

Pero es la fuerza de la costumbre, y cuando uno se habitúa a un quehacer diario las cosas las haces sin pensar. Puede que sea más o menos práctico pero si siempre haces lo mismo y un día te sales del guión, ya no das pie con bola. Otro de los problemas de los que vamos cumpliendo años son los kilos que acumulas y, consecuentemente, la dificultad para abrocharte los cordones de los zapatos. Y es que, con un barrigón voluminoso, ya no hay manera de que puedas agacharte para llegar a los pies. Pero si a pesar de todo lo intentas, verás cómo entre apretones y sudores estás a punto de asfixiarte, por lo que no te queda otro remedio que recurrir a los zapatos sin cordones.

Te tienes que poner los mocasines "de memoria" porque, si te acercas, la barriga no te los deja ver. Aunque también puedes calzarte "al tacto", que es usando un calzador de los de "mira telescópica" que tienen un palo de medio metro para cubrir la distancia que hay entre tu mano y el talón.

A uno de mis hermanos no le gusta la suela de goma así que, como usa zapatos con base de cuero y resbalan, va empujando los mocasines por toda la habitación hasta que tropieza con una pared y se los calza. Ser gordo y barrigudo es incomodo para casi todo, Gregorio. Como cuando vas al baño y, como no te la ves, tienes que calcular bien para que el pis vaya por dentro, lo que supone acostumbrarte a "mear de oído". Pues ya ves que, con los años, nos pueden ir fallando la vista o el oído, pero lo importante es que nunca nos falle el buen humor.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

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