A pesar de todo y de casi todos, Gran Canaria conserva paisajes muy atractivos y originales. Unos perviven y otros son capaces de crear nuevas obras de arte (y también bodrios) para este Continente en miniatura. Una realidad, la de nuestros paisajes naturales y culturales, sobre la que se asienta nuestro éxito como destino turístico con esos 'decorados' que conocemos y sentimos por ser 'nuestros' paisajes que conviven en un diminuto territorio que vive transformaciones profundas -vertiginosas- a causa del dinamismo que la historia otorgó a esta isla tras el descubrimiento de América.

El paisaje de este territorio se ha extendido desde hace miles de años en el ideario de la humanidad y de su deseo de viajar, hoy convertido en negocio turístico, desde que el primer gran literato, Homero, bautizara las islas como las Afortunadas o de los Bienaventurados, la Macaronesia, y convirtiera nuestro paisaje en leyenda.

Los aspectos abióticos (factores que determinan el tipo de vida en un lugar), bióticos (organismos vivos) y antrópicos (el papel que ha tenido el ser humano en la transformación del espacio) de Gran Canaria / Islas Canarias han sido reconocidos no sólo por la literatura clásica, sino también por la pintura del Bosco y otros muchos para situarnos como un territorio paradisíaco. Y gracias a esas visiones de nuestro paisaje hemos alcanzado un desarrollo económico envidiado gracias a nuestras vistas o panoramas. Una realidad que nos debe enorgullecer y hemos de aprovechar, valorar y potenciar.

La Consejería de Política Territorial de Gran Canaria quiere propiciar un nuevo rumbo para el tratamiento del paisaje. Cuidarlo y quererlo, que es bastante. La consejera Inés Miranda, inicia la puesta en marcha del Observatorio del Paisaje de Gran Canaria con un encuentro entre expertos, colectivos sociales, artistas, empresariado... Todos los que apuestan por que el paisaje sea un reto y responsabilidad para el conjunto de la sociedad, que beneficie a todos y que impulse la cultura colectiva del isleño que se refleja en 'su' paisaje. No estamos ante una ocurrencia o invento, y podríamos remontarnos a la Escuela Luján Pérez, a Néstor Martín-Fernández de la Torre o a César Manrique. Por el contrario, estamos en el momento de dar el impulso final. De hecho, en el Boletín Oficial de Canarias de 20 de mayo de 2014 se publicó la aprobación definitiva del Plan Territorial Especial de Ordenación del Paisaje de Gran Canaria (PTE-5). Esto constata que somos ese espacio deseado por los turistas. Principal destino mundial para los países nórdicos y uno de los más destacados para británicos y alemanes. ¿Cómo es posible? Ellos viven en su espacio conocido, rutinario, su paisaje cotidiano al que les une un fuerte sentimiento de pertenencia. Son los países de origen, los emisores. Nosotros somos uno de tantos (pero exitoso) destinos o receptor. El lugar desconocido (cada vez menos), lejos de la monotonía, que se desea conocer por su variedad, originalidad y calidad de paisajes, con un medio ambiente "afortunado". Ése es nuestro paisaje, lo que nos identifica como sociedad y, encima, nos aporta riqueza. Los países emisores intentan (y con notable éxito) recomponer sus paisajes de la destrucción de la industrialización y su economía dependía de buscar mercados lejanos para vender los productos que fabricaban. Nosotros tenemos aquello que desean y vienen -pagando por ello- desde países remotos para disfrutar del mejor medio ambiente que este planeta puede ofrecer.

Y para ello realizan el viaje, desde un paisaje propio, el de su región y su cultura, a otro de ensueño, afortunado, de felicidad. El cambio de paisaje, una vida diferente, un sueño -efímero- del turista que obra nuestro milagro económico. Y nosotros... ¿No lo disfrutamos también? Entonces ¿por qué no trabajamos y cuidamos nuestros paisajes y "hacemos de la vida una obra de arte"?