Por qué? que gran pregunta? Una cuestión que nos planteamos cientos de veces y que en muchas ocasiones nos es imposible responder. ¿Por qué permitimos tantas injusticias? ¿Por qué permitimos que se violen nuestros derechos? ¿Por qué hacemos oídos sordos?

Vivimos en una sociedad en el que ser diferente está mal visto; una sociedad con muchos prejuicios, incapaz de ponerse en el lugar del otro. Y me pregunto, ¿cómo hemos creado este mundo? si por algo nos caracterizamos es por el yo, mí, me conmigo. Como dice una famosa canción "¿por qué los ojos se acostumbran a todo este dolor?" Todos nacemos con los mismos derechos e iguales en dignidad, el lugar en el que naces determina tantas cosas; si naces en África, lo más probable es que te arrebaten todos o casi todos esos derechos que, por lo contrario, si naces en Europa los llevas contigo siempre. Me parece sorprendente cómo el ser diferente nos asusta, cómo el huir de tu país por desesperación nos hace cerrarnos? ¿Por qué permitimos todo eso? En estos últimos años más de 10.000 personas han perdido la vida en el Mediterráneo buscando únicamente sobrevivir, dejándolo todo, sus casas, sus vidas, sus familias? todo por una guerra que no cesa ¿por qué permitimos que el Mediterráneo se convierta en una fosa común? Aún recuerdo el día en el que la imagen del pequeño Alan de tan solo 3 años conmovió al mundo entero cuando antes de él habían muerto ahogadas 2.600 personas. Son historias que por momentos nos remueven las conciencias, pero eso sí, por momentos. Cómo la Unión Europea no pone medios suficientes para solucionar este desastre humanitario y lo dejan en manos de las ONGs que intentan hacer todo lo que está en sus manos a pesar de ser imposible.

Y qué decir de esos inmi-grantes que vienen con un único objetivo: ser libres; y en cambio, los tratamos como enemigos, como auténticos paquetes. Nos hemos acostumbrado a construir muros en vez de derribarlos.

Me resulta increíble que desde el 2011 en el conflicto de Siria hayan perdido la vida 13.597 niños como tú o como yo? A los que han arrebatado por completo su infancia? Por qué nunca pensamos ¿y si ese niño fuese yo? Debe ser muy difícil plantearse el abandonar tu vida en una lancha abarrotada de personas que todas tienen una única meta que es sobrevivir.

Por ello creo que los jóvenes debemos ser los protagonistas del cambio, poner nuestro pequeño grano de arena para intentar unir el mundo de una vez. Somos esa voz que necesita la sociedad y en concreto los más necesitados, para hacerse oír. Pero sobretodo, tenemos que tener claro que los derechos humanos no es algo que alguien te da; es algo que nadie te puede quitar. Debemos aprender a ver más allá del color de piel, la religión o la cultura? Y que de una vez por todas hagamos de este mundo un nuevo amanecer en el que la única arma que exista sea el amor.

(*) I Taller de Derechos Humanos y Periodismo de Cruz Roja Española, desarrollado en Las Palmas, en colaboración con la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos y Democracia, la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el Ilustre Colegio de Abogados de Las Palmas