La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cada cosa en su sitio

La barbarie USA

Como bien sabemos, Trump y su equipo son refinados artistas de sutil pincelada. Tienen toda la razón cuando repudian la "brocha gorda" europea en el análisis de la crisis italiana, un asunto interno que no admite relación de causa con la "irresistible ascensión" del magnate, ni con el brexit. El fracaso del referéndum constitucional de Renzi, tan celebrado por las huestes de Grillo y la ultraderechista Liga Norte, nada tiene que ver, según los populistas americanos, con el populismo europeo que aspira a poner patas arriba la unidad democrática del viejo continente. Para finos analistas, nadie como ellos. Los homólogos italianos ya están exigiendo elecciones para cabalgar la ola, faltaría más.

La democracia USA cree ser la más arraigada y puntera del mundo mundial. Tal vez por ello gana las elecciones quien ha tenido casi dos millones de votos menos que quien las pierde. O se hace campaña -legítimamente, of course- en función de la abismal diferencia de cultura política entre unos y otros estados. O desahogan las clases medias su protesta por la pérdida de poder adquisitivo apoyando al plutócrata que dice amasar una fortuna diez veces mayor que la registrada en el indice Forbes. O los familiares más próximos son colocados en la administración incluso antes de jurar el cargo. O se entablan guerras -exteriores, eso sí- a la medida del stock armamentista.

Políticamente hablando, subsiste en el país más avanzado una espesa cuota de barbarie cuya causa no hace falta endosar al racismo, la xenofobia, la endeblez de la cobertura social o la dicótoma polaridad ganadores / perdedores que refleja un sentido medieval de la convivencia. El problema está en la incultura política y la distorsión cualitativa que engendra. La gran literatura, el periodismo independiente, el mejor cine y las más premiadas series televisuales de los EE UU son explícitas en la denuncia, sin necesidad de aportaciones ajenas. Los del viejo mundo seguimos sometidos a la "brocha gorda" del estado del bienestar, y que nos dure. Eso sí: los objetores europeos de Obama van a echarle en falta más que nadie.

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