Inicio con estas reflexiones el año 2017 deseando a todos los lectores mis mejores deseos de justicia, paz y responsabilidad social, para que nuestra convivencia sea más fructífera y colaboradora. Al mismo tiempo, quiero señalar que para muchos pensadores, políticos, filósofos, estudiosos de la realidad social etcétera, este año está considerado como decisivo del siglo XXI.

Entro al tema ante el dichoso estribillo que los catalanes, ahora los vascos y otros vecinos o residentes de otras comunidades españolas están cacareando de forma sistemática: el derecho a decidir como fórmula feliz para separarse de nuestra patria histórica que, desde los Reyes Católicos -en el año 1487-, disfrutamos todos los actuales españoles y que, como establece el artículo 2 de nuestra Constitución, representamos la soberanía nacional, ratificada con el referéndum que en el año 1978 nos concedimos todos los residentes en el suelo patrio. Tenemos que recordar que todas las naciones o colectividades que habitan en el planeta Tierra tienen dos componentes básicos: la geografía "o la suma de nuestros territorios, de nuestro clima y de los recursos naturales definidos por las llamadas coordenadas geográficas; y la historia, donde se han ido plasmando las posiciones y protagonismos que cada territorio ha jugado a lo largo de los siglos en los que hemos participado en la evolución y en el progreso de la Humanidad.

Todo esto se refleja en el gran desarrollo económico y social que están poniendo de manifiesto las estadísticas mundiales desde el comienzo del siglo XVIII, a las que me remito. No voy a entrar en los retos que este nuevo año nos tiene planteados en todas las regiones, en todas las actividades y en todas las sociedades, sintetizados en la generalización del progreso técnico y en el logro de la eliminación de las desigualdades sociales, complicadas con el envejecimiento de grandes segmentos de la población y las emigraciones de muchos millones de personas en busca de un puesto de trabajo digno.

Con esas premisas, ¿podrá nuestra región utilizar ese llamado derecho de decidir? En este punto tengo que traer a colación dos decisiones históricas recientes: la primera, el acuerdo del Parlamento regional en 1985 en el que tras un gran debate con participación de numerosos expertos y economistas se aprobó la llamada Opción 2, en virtud de la cual se zanjaba la incorporación de Canarias al Acuerdo de Negociación de España con la Comisión Económica Europea, durante un periodo transitorio, si se aceptaban por la CEE las piezas básicas del "acervo histórico canario" -exclusión de la unión aduanera y no aplicación de los gravámenes estatales sobre el consumo y vigencia plena de la libertad comercial histórica-. La segunda decisión histórica, y que en mi opinión debería gravarse en una placa de oro, es el texto del Protocolo 2 del Tratado de Adhesión de España a la CEE, en que los expertos, funcionarios y miembros y políticos de los distintos órganos comunitarios aceptaron casi al cien por cien la propuesta canaria, incorporándose como derecho primario a los textos constitucionales de la Comunidad.

A lo mejor alguien podría hablar de magia o de juegos de manos el hecho de que un territorio de 7.500 kilómetros cuadrados, situado a unos cien kilómetros de la costa africana, fuese aceptado en todos sus condicionantes por los representantes de los 15 países que formaban parte de la Unión Europea, incluidos el Reino Unido y Francia -ambos con intereses soberanos en numerosos territorios distribuidos por los distintos continentes-. Y que decidieran por unanimidad la aprobación de este texto histórico, para mí el mejor reconocimiento que se ha hecho en el siglo XX del papel y protagonismo que nuestras islas han significado y representado para la civilización occidental desde su incorporación plena a la civilización cristiana y a la corona, primero de Castilla y luego del Reino de España en el siglo XV. A sus condiciones naturales y climáticas se une su situación geoestratégica en el paralelo 28 de nuestro planeta, así como la riqueza de sus costas por efecto de las corrientes cálidas que del Ecuador suben por nuestros mares, y que dan origen al banco de pesca canario-sahariano, proveedor en las crisis del XX de variedades de pesca para cubrir las necesidades de muchos europeos y ahora lugar de concentración de las más variadas especies marinas que la Plocan (Plataforma Oceánica Canaria) - instalada por la Unión Europea en Gran Canaria- estudia para enriquecernos de informaciones sobre nuestros fondos marinos. A esto se unen las condiciones de nuestra atmósfera por efecto de los vientos alisios, que convierten a la isla de La Palma y a Tenerife en centros de observación privilegiados del cosmos.

¿Tiene vigencia el derecho comunitario? El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) ha incorporado con fecha del 25 de noviembre de 2013 la decisión 2013/755/UE del Consejo, relativa a la asociación de los países y territorios de ultramar con la Unión Europea. El artículo 97, titulado 'Cambio de situación', dice expresamente que "el Consejo, de conformidad con el artículo 203 del TFUE, decidirá las adaptaciones necesarias cuando: (...) una región ultraperiférica se convierta en un país y territorio de ultramar. Este es el marco legal que los ilustrados y expertos canarios deben analizar y comentar con los distintos especialistas para ver si Canarias podría cambiar su estatus actual de región ultraperiférica (RUP). Parece una ironía que nuestras islas, que durante muchos años de los siglos XIX y XX fue realmente una colonia comercial británica, ahora se podría poner en cola con el Reino Unido para volver a recuperar nuestro "acervo histórico", que, como señalé antes las instituciones europeas habían aceptado, reconocido e incorporado como derecho primario comunitario.

Ahora la preferencia y la obsesión de las instituciones comunitarias y británicas y de los 27 gobiernos de los estados miembros de la UE se va a concentrar en cuál será la solución final del brexit, que la sociedad británica aprobó para separase de Bruselas.

¿Podrá decidir Canarias su posición en este siglo ante el conjunto de incertidumbres que estamos viendo? En mi opinión nuestra economía y nuestra sociedad se encuentran en un estancamiento peligroso. No voy a repetir ni actualizar los distintos datos económicos que ponen de relieve el volumen de parados, la cantidad de jóvenes que no tienen porvenir por la pérdida de peso de nuestra agricultura e industrias, la falta de inversiones públicas y privadas, las crecientes desigualdades sociales y aumento de la pobreza, el no poder confiar en el sector turístico ya que los datos positivos están respaldados por la crisis del mundo árabe y la amenaza terrorista de la hidra de ocho cabezas que es el yidahismo.

La sociedad civil es la que tiene que tomar la iniciativa ante el pasotismo de la clase política y el servilismo de los principales grupos empresariales para que este nuevo año sea el comienzo de una nueva etapa.

Me limitaré ahora a mencionar el reciente libro del abogado Normando Moreno Los derechos históricos fiscales canarios. Crónica inconclusa de un conflicto, en que nos recuerda que en 1487 los Reyes Católicos establecieron, en las cédulas correspondientes, la incorporación de las Islas con sus franquezas "a perpetuidad, para siempre jamás". Expresión que no se reproduce en otras disposiciones reales. Nuestro valor geoestratégico para la OTAN y para la defensa de Europa, las consecuencias del brexit y la crisis social y económica de Canarias, justifican que se constituya un centro de pensamiento para evaluar la realidad actual y planificar el futuro de nuestra región, donde la economía financiera internacional no aparece ni se le espera por nuestro actual marco institucional, y en donde los territorios de baja fiscalidad proliferan bajo la soberanía de las principales potencias de la OECD. Y de Canarias se carcajean hasta Ceuta y Melilla con sus privilegios fiscales.