El PP replica (¿en broma?) si hay que mandar a Federico Trillo a Perejil y Trump acepta que los rusos fisgonearon la vida informática de un partido que no era el suyo. Trump viene a decir que hay que ver qué torpe es la peña del Partido Demócrata, que se deja invadir. ¿Año nuevo, vida nueva? Pues no tanto. El futuro ya apuntaba maneras. El descaro de Trump, tan sexy en términos de marketing político como su afición a lo estrafalario, está relacionado con una forma de pensar que ha cogido fuerza. Es como si alguien hubiera dicho uff, la corrección política, qué cansancio, vayámonos al otro extremo. A ver qué pasa si llegamos lejos con el lenguaje de taberna. Y ahí estamos, con Trump en la Casa Blanca y en buenos términos con Putin, otro enemigo de la corrección política pero con más currículum que Trump -haber sido espía imprime carácter-. O sea, que por ahora va a mandar en Moscú alguien más listo que quien manda en Washington. Un lío. ¿Saben cuál es el problema? La gestión del sentimiento nacional, que es una emoción. Y ahora las emociones mandan, se hacen imperiosas. A los políticos les falta visión; deberían fijarse en el fútbol, que marca el camino con su indiferencia al origen de los jugadores con tal de que sepan besar el escudo que llevan en la camiseta. ¿Problemas de pasta? Inversión foránea al canto. Nombres de patrocinadores de Oriente -medio o extremo- en lo alto de los estadios. Y ya está. A correr. Imagínense que, por problemas de cash, eso acaba pasando en las instituciones. Puede llegar el día en que, sin ir más lejos, el presidente del Principado desee un feliz año a la ciudadanía asturiana ataviado -un suponer- con una camiseta de Hyundai. No será un escándalo: el fútbol nos habrá educado en la aceptación de la ayuda económica extranjera y su feliz cohabitación con los viejos símbolos. ¿Debate sobre el destino laboral del señor Trillo? Simplezas. El presidente Rajoy saldrá a la tribuna de las Cortes y, tras agradecer a Samsung o a Toyota o a Qatar Airways el chute de pasta salvadora que enviaron al Parlamento español que ya lleva su nombre, hará una defensa del exministro Trillo y de quien haga falta. Sería sano, tendría su puntito. ¿Patriotismo difícil de gestionar? Petición de ayuda al canto, patriotismo de mestizaje. El futuro, háganme caso. Y a ver si el PP tiene un poco de consideración con Perejil, caray, que un susto que ya hubo en su día es suficiente para un islote. Dos, un exceso. Putin, qué tipo tan listo. Cuántas novedades para el nuevo año.
