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Opinión

'El hombre duplicado' no defrauda

Con gran expectación se ha estrenado este fin de semana El hombre duplicado, la primera obra de teatro, adaptada por Salvador Toscano y Félix Ortiz, basada en la novela del Premio Nobel de Literatura José Saramago. Además, se da la circunstancia que ha sido la primera representación teatral en el auditorio de Los Jameos del Agua, obra de César Manrique. Por tanto, la combinación Saramago/Manrique sumaba más expectación al evento.

Y no ha defraudado. Con un reparto increíble encabezado por Raúl Tejón dando vida al protagonista de la obra, Tertuliano Máximo Afonso, desarrollando su personaje con firmeza y seguridad, un profesor sin atributos sumido en la depresión, características que el actor refleja a la perfección. Habría sido muy interesante ver más escenas interpretando a su 'yo' duplicado. Kira Miró se muestra elegante sobre las tablas. Su interpretación es impecable, solvente y desenfadada en el rol de María Paz, novia del protagonista al que siempre acompaña, sin saber ni entender lo que a éste le ocurre.

Con pleno dominio del texto, Sergio Otegui aparece y desaparece de escena como ese sentido común del protagonista, muy correcto en todo momento y añadiendo tensión a los diálogos que mantiene con Tertuliano. Destaca también Raquel Pérez como Helena, mujer del duplicado, con una hermosa representación del amor idílico y la tragedia que le toca vivir con su personaje. Contundente y precisa estuvo Maribel Luis, como madre del protagonista, en sus cortas pero importantes intervenciones con una cuidada caracterización. Mon Ceballos encarna a Antonio Claro, el duplicado de Tertuliano. El actor refleja con mucha energía la personalidad del personaje y son interesantes los encuentros entre Antonio y Tertuliano. Ceballos y Tejón desafían a los espectadores en un duelo escénico para demostrar la posibilidad de la existencia de otra persona con las mismas características físicas, gestos y cicatrices.

Sin duda alguna, José Martret dirige el thriller con maestría y sabiduría, jugando con el espacio escénico para representar varios escenarios con la misma escenografía, obra de Alberto Puraenvidia y de la que hemos visto su proceso de creación a través de las redes sociales. La desesperación del protagonista se ve acentuada por una impecable iluminación, de mano de David Picazo, y una banda sonora muy envolvente de Jaume Manresa.

Serán ahora otros los escenarios de Canarias y el resto del país donde se represente la obra. Se está negociando el estreno en Madrid y también se representará en Málaga. Además, y según apunta su director, quieren llevarla a Portugal y México, donde la Fundación José Saramago tiene presencia.

En definitiva, una vibrante puesta en escena para reflexionar sobre las decisiones que tomamos, la individualidad de la existencia a través de un juego escénico magistral con un final sorprendente. Una poderosa función que ha sido un éxito en su estreno en Lanzarote y al que deseamos un largo recorrido.

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