Estimado lector, esta columna que bajo la cabecera Desde mi noray usted tiene en sus manos o ante su vista ha cumplido medio siglo de existencia, porque nació en la actual etapa de LA PROVINCIA en diciembre de 1966, cuando iniciábamos nuestra labor periodística volcado en la actualidad diaria de nuestro querido puerto de La Luz.
Precisamente la primera columna la dedicamos a la importante aportación de la iniciativa privada al desarrollo de la primera industria de Gran Canaria, con la construcción en el recinto portuario de importante servicios como fueron los primeros frigoríficos y silo para almacenar los cereales, sin olvidar las importantes factorías con sus gigantescos tanques para guardar los combustibles.
Era un recinto en plena expansión, con las primeras piedras que se botaban al agua para dar forma al espigón Reina Sofía que conformaban la tercera dársena de abrigo con que contaba nuestro puerto, como un referente de un crecimiento imparable que nació en 1883 y que todavía en nuestros días no se ha culminado.
Por ello, como grancanario me siento orgulloso de haber contribuido desde esta modesta columna a llevar cada día el pulso del superpuerto de Las Palmas, una instalación de primera línea en el Atlántico Medio, que vive en compás con el desarrollo del transporte marítimo a escala internacional, poniendo de manifiesto que su construcción no fue un error, sino un pleno acierto de la sociedad grancanaria y de los patricios que lo avalaron encabezados por los hermanos Don Fernando y Don Juan de León y Castillo.
Hoy día el puerto de La Luz brilla como luz propia al dar trabajo a unos diez mil hombres y mujeres que cada jornada, acuden hasta el mismo para cubrir diferentes servicios. Y por supuesto ha hecho la propia ciudad que hoy contemplamos.
