Querido amigo, la señorita Hilda era nuestra profesora de gramática en el Colegio Labor de Telde cuando apenas teníamos nueve o diez años y estudiábamos el bachillerato. Un par de veces por semana la profesora nos dictaba unas líneas de Cervantes o de Pérez Galdós. Aquel día el dictado fue sobre La canción del pirata, de Espronceda, y en la parte que dice "...no corta el mar sino vuela un velero bergantín", a mí se me ocurrió escribir velero con b de burro, y nunca mejor dicho lo de burro. La cuestión es que la señorita Hilda me hizo escribir tres páginas repitiendo "Un velero bergantín. Un velero bergantín..." y así hasta completar las tres hojas de mi cuaderno. Se me quedó grabada la palabra "velero" para toda la vida, y no solo por escribirla tropecientas veces sino porque cada vez que cogía la libreta se abría por aquella puñetera página del velero bergantín. En alguna parte he leído que si repites una cosa sesenta veces ya nunca se te olvida, y se me ocurre que se le podría decir a Mariano Rajoy que escribiera la frase: "El PP está comprometido con el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones" y que la repitiera sesenta veces, a ver si no se le olvida. O también: "Subir los impuestos significa más paro y recesión. Es darle una vuelta más a las maltrechas economías de la familias y las empresas", y así otras tantas afirmaciones sobre la sanidad o la educación con las que se comprometió en la campaña electoral de las que también parece haberse olvidado. Estos días se ha comentado un informe del Tribunal de Cuentas donde dice que desde el año 2015 el rescate bancario nos ha costado a cada contribuyente la friolera de 3.200 euros, cuando el Ministro de Economía Luis de Guindos prometió que las ayudas a la banca no nos costarían ni un solo euro. No te creas tampoco lo de la devolución de la cláusula suelo porque, cada vez que el administrado reclama y consigue que le devuelvan un euro, viene la Administración y le saca dos vía multas o sanciones. La cuestión es tener contentos a los bancos y, cómo no, a los de Bruselas, donde el representante del PP europeo le ha enseñado a nuestro ministro cómo tiene que retorcernos bien el cuello... Nuestros políticos han perdido la vergüenza, Gregorio, y esa es la razón por la que ya no confiamos en ninguno de ellos. Nos dicen que las cosas van viento en popa y a toda vela, pero será para ellos que son los piratas que nos saquean. A nosotros no hay nadie que nos rescate y seguimos remando en las galeras para mantener a flote este velero bergantín. Pero no se apure usted, que siempre nos quedará Espronceda y del trueno al son violento y del viento al rebramar, yo me duermo sosegado arrullado por el mar...
