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Aforismos y expresiones canarias

Se coge más pronto a un mentiroso que a un cojo

La máxima parece estar emparentada con aquel viejo adagio castellano que sentencia: 'la mentira tiene las patas muy cortas'. El dicho pretende subrayar lo efímero del engaño y los embustes, y lo dificultoso de salir adelante sorteando patrañas. Cuando alguien miente, difícilmente será capaz de mantener un hilo argumental coherente con la farsa apenas se salga de ella, pues tarde o temprano acabará tropezando y cayendo en su propia trampa, descubriéndose el engaño. Por ello se dice, en esta especie de juego de parónimos que pretende ser didáctico: 'se coge más pronto a un mentiroso que a un cojo'. Refiriéndose a las limitaciones en la motricidad y evidenciando la facilidad con la que se puede alcanzar a quien adolece de tal impedimento en el andar bípedo -por decirlo fino-. El verbo es sinónimo de alcanzar, atrapar o apresar a quien se persigue. Sentido que es intercambiable por la locución verbal 'coger(lo) en una mentira'. De esta forma, la alegoría contenida en el dicho muestra la fragilidad que envuelve a las mentiras y la facilidad con que estas quedan al descubierto.

Pero de nuevo asoman en la figura retórica del símil los arquetipos y la simbología como elementos interpretativos nada desdeñables. Hay quienes -ya desde antiguo- han visto en la cojera un símbolo más profundo de imperfección moral que algunas leyendas griegas incorporan como una deformación anímica. La psicología jungniana parece confirmar en el mismo sentido que algunos dioses de la mitología griega o escandinava como Hefesto o Weland el herrero muestran deformidades en sus pies. También Vulcano exhibiría una cojera como atributo de debilidad o deformidad de su alma. De valor simbólico similar es la muleta como soporte o tabla de náufrago que intenta mitigar la cojera. Esta interpretación es la que justificaría que en leyendas e historias de la literatura muchos personajes malvados y siniestros: rufianes, piratas e hipócritas inmorales exhiban muletas o patas de palo para disimular o -acaso- acentuar su cojera. Y esta asociación de ideas revela la figura del embustero y embrollón como personaje socialmente detestable. Pero estas son imágenes arquetípicas, y como tales no son más que símbolos incorporados a través de la mitología; y conviene no confundir el mito con la realidad... Sí, lo sé, la construcción lexical -seguramente- puede obedecer a criterios más simples, tomados de la vida ordinaria a través de la observación o del imaginario (ya que difícilmente veremos a un cojo que escapa corriendo y alguien en su persecución. La imagen es más cómica que real), pero en cualquier caso, no escapa -valga la expresión- al sustrato ideológico del lenguaje. Por decirlo de alguna manera, las palabras no parecen caprichosas, sino que la mayoría de las veces obedecen a una elaboración subconsciente que trasciende a lo puramente racional y contribuye a la recopilación de ese imaginario.

En cualquier caso, tenga claro que no es lo mismo decir: 'se coge más pronto a un mentiroso que a un cojo' que pedir la cuenta... ¡Y un guardia cojo!

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