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Papel vegetal

Entre la ignorancia y el racismo

El nuevo partido Alternativa para Alemania (AfD) está alterando el panorama político germano y causando fricciones en el seno del partido de la canciller y entre éste y sus hermanos bávaros.

Acusan estos últimos a Angela Merkel de haber escorado la CDU demasiado hacia el centro-izquierda, lo que ha dejado libre el flanco más a la derecha del espectro político, que ha pasado a ocupar AfD.

Mientras tanto, los medios tratan de determinar las causas de que cada vez más ciudadanos que votaban antes a la CDU o incluso a los socialdemócratas o a Die Linke (la Izquierda) se sienten tentados por ese nuevo partido, que muchos tachan de xenófobo, eurófobo y racista.

El diario muniqués Süddeutsche Zeitung, por ejemplo, ha entrevistado a varias personas que, sin ser una muestra representativa, sí reflejan un estado de opinión que tiene cada vez más fuerza.

Alternativa para Alemania está representada ya en diez parlamentos regionales y sus avances electorales están obligando a modificar el discurso político sobre todo en materia de refu-giados.

Resultan peregrinos en cualquier caso muchos de los argumentos esgrimidos por los entrevistados para justificar su apoyo a AfD.

Está por ejemplo el de un joven de 21 años que estudia filosofía e historia en Múnich, y que menciona lo que le sucedió en el camino de Santiago para explicar cómo difieren entre sí las culturas.

"Hice con mi hermano el camino de Santiago y comprobé que cuando se decía que un albergue abría a las cinco y llegábamos a esa hora, nada de eso ocurría, sino que teníamos que esperar hasta las siete y las ocho o incluso más tarde a que abrieran".

"Y no pasaba nada. En Alemania, por el contrario, explica el disciplinado mozalbete, llegar tarde a una cita se considera una frescura".

Un pedagogo social de 59 años demuestra una brutal ignorancia a la hora de juzgar al islam, del que dice que "hay que colocarlo donde pertenece: en los cultos vudúes o en la cienciología, pero no junto al cristianismo".

Otra entrevistada señala que ni la canciller Merkel ni el presidente del país, Gauck, son instancias morales porque la primera está divorciada y se ha vuelto a casar y el segundo "es bígamo ya que, estando casado, vive con otra mujer, y eso que es pastor protestante".

Para un profesor de Derecho de Leipzig, de 61 años, durante la República de Weimar se discriminaba "verbalmente" a los judíos, a los que se responsabilizaba de todo, pero hoy "es a los blancos a quienes se nos discrimina y acusa incluso de que África no funcione".

Y está el ex ciudadano de la RDA, que fue en sus años mozos espía de la policía secreta comunista, algo de lo que ahora se arrepiente, pero que vota a AfD no por convencimiento sino porque al menos "plantea preguntas que los partidos de gobierno no quieren oír".

Y claro está el que tal vez deteste a los africanos, pero asegura tener a un negro entre sus mejores amigos, y no le molesta llamarle "negro" en lugar de utilizar cualquier eufemismo porque está acostumbrado a ello desde la niñez.

En vista de esas y otras respuestas, uno se pregunta si hay mucha diferencia entre los votantes de AfD y quienes en Estados Unidos han llevado a la presidencia a alguien como Donald Trump.

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