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Reflexión

El Museo Canario y el legado de Jenaro Artiles

La figura del investigador y humanista Jenaro Artiles Rodríguez constituye un ejemplo destacado de las trayectorias vitales de muchos canarios que en el siglo XX desarrollaron su labor en Europa y América. Su compleja y rica biografía tiene como telón de fondo momentos históricos convulsos en ambos continentes. A lo largo de su vida se distinguió por su vasta cultura humanística y por su apego al trabajo intelectual, especialmente avanzado en el campo de la archivística y de la docencia. Vinculado a la Sociedad Científica El Museo Canario desde su primera juventud, su legado permanece en esa institución gracias a la generosidad de su hijo Frank L. Artiles, que depósito allí para su custodia publicaciones y manuscritos de gran valor historiográfico. El conjunto documental está formado no solo por su propia producción científica, que incluye monografías y artículos publicados en revistas especializadas de distintos países, sino también por textos que proporcionan valiosa información sobre sus variadas actividades.

Miembro de una extensa familia que ha dado un elevado número de clérigos y docentes a nuestra isla, algunos tan significativos como su hermano el sacerdote y escritor Pablo Artiles Rodríguez y su sobrino el profesor y etnógrafo Francisco Navarro Artiles, Jenaro nació en 1897 en una cueva habitación en Juncalillo, donde su padre, natural de Ingenio, ejercía de maestro. Fue alumno del Seminario, donde adquirió sólidos conocimientos en la lengua latina; posteriormente y por consejo del que sería su gran amigo Agustín Millares Carlo, se encaminó hacia la carrera de Filosofía y Letras, que culminó brillantemente en Madrid, como recordaba el gran paleógrafo en las palabras que le dedicó cuando aquel falleció en Saint Louis, Missouri, en 1976.

La amistad y la mutua admiración entre estos dos grandes humanistas se prolongó a lo largo de los años, exilios y diversas vicisitudes de sus dos recorridos vitales. En nuestra ciudad afrontaron la catalogación de la rica biblioteca de El Museo Canario, su amistad continuó en Madrid y a lo largo de los años de extrañamiento. Las separatas y trabajos de Artiles llegaban puntualmente a El Museo Canario enviados por él o por don Agustín. Es sabido que a pesar de su largo exilio americano Millares Carlo mantuvo un estrecho contacto con las distintas juntas directivas que rigieron el Museo, enviaba libros, recomendaba adquisiciones y colaboraba estrechamente en la publicación de su revista.

Jenaro, tras su laboriosa etapa madrileña como responsable del Archivo Municipal y colaborador de múltiples actividades culturales, es nombrado en octubre de 1936 agregado comercial en Berna. Al finalizar la guerra civil, en abril de 1939, se exilia a Cuba, donde ya residían familiares suyos. En la isla caribeña su presencia es recordada con afecto y admiración en los círculos académicos por ser el introductor de los estudios paleográficos y por su decisiva contribución a la publicación de las actas del primitivo cabildo de La Habana y de los más antiguos documentos notariales de las escribanías de la ciudad. Un aula de la Universidad de La Habana lleva su nombre y está presidida por un retrato suyo. Entre los frutos mas significativos de su presencia en la Gran Antilla puede destacarse la publicación por la Oficina del Historiador de la capital cubana en 1946 de su obra La Habana de Velázquez, un recorrido por los primeros años de la historia de la ciudad. Se trata de un estudio tan serio y completo que a juicio del gran historiador Arturo Sorhegui, el máximo especialista en la historia de Cuba durante el Antiguo Régimen, no precisa ser enmendado a pesar del tiempo transcurrido.

La última etapa de su fecunda vida transcurrió en Estados Unidos, donde fue director de la biblioteca del Westminster College, en Fulton, Missouri. Sus trabajos de investigación se publicaban en revistas de América y Europa. Desde finales de la década de los cincuenta del pasado siglo visitaba nuestra isla y se reunía con sus hermanos y numerosa familia. Junto con su esposa Josefa Vázquez Hermida residía en la casa del paseo de Las Canteras de su hermano Pablo. En nuestra ciudad frecuentaba la biblioteca del Museo, con cuya revista continuó su colaboración, impartió conferencias y participó en el primer Congreso Internacional de Estudios Galdosianos. En 1976 El Museo Canario publicó, dentro de la colección San Borondón, su ensayo Rubén Darío y Tomás Morales.

Con el fin de preservar la memoria del gran investigador y humanista, su hijo Frank L. Artiles depositó en 1995 en El Museo Canario un variado conjunto documental. En las estanterías de la venerable institución figuran también el archivo de Pablo y la biblioteca de Nicanor Artiles Rodríguez, ambos hermanos de Jenaro.

(*) Bibliotecario de El Museo Canario

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