La organización y celebración del Gran Canaria Maratón ha supuesto un éxito deportivo pero ha provocado un auténtico escándalo ciudadano. Aquí nos hacemos eco del malestar de más de una veintena de vecinos de Las Palmas de Gran Canaria que solo en horas de la mañana telefonearon a modo de desahogo ante la impotencia de un bloqueo urbano poco habitual. La sorpresa fue mayúscula en algunas calles en las que nadie se lo esperaba. Y las horas de cierre, por poco que se mueva un domingo, se hicieron infinitas para los que esperaban detrás de las vallas. Bienvenida la activad maratoniana, bienvenido el turismo deportivo y bienvenido todo lo que acompaña a una prueba de esas características, pero con un menor efecto "colateral" el sobresaliente estaba garantizado sin penalizar. El circuito único prolongó los efectos urbanos. Hay que explicar y avisar con tiempo que se corta, dónde, cuándo y cómo. Un vecino que quiere hacer una mudanza con carga y descarga lo tiene más difícil. Las principales ciudades maratonianas del orbe nos preceden. Todo es mejorable.