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Música FIMC 2107

Mosaik, la paleovanguardia

La cita cultural más importante del viernes fue la presentación en la Fundación Chirino de las Obras Completas del gran poeta Manuel Padorno. Concluida ésta, pudimos esuchar tres de las cinco obras interpretadas por el Ensemble Mosaik en el Gabinete Literario. Concretamente, el estreno absoluto de Targo, del compositor argentino afincado en Tenerife Leandro Martín; Junkyard piece I, del brasileño Ricardo Eizirik; y Salz, del alemán Enno Poppe, director del conjunto.

Las efímeras vanguardias del último tercio del siglo pasado se estrellaron en el tránsito al XXI, que ha potenciado un criterio sincrético de la música. Todos los formantes y las estéticas históricas recobraron vigencia como patrimonio histórico, de cuya trasformación actualizadora surgen en parte los nuevos lenguajes. El serialismo integral o estructural, la matemática estocástica, las perspectivas abiertas por los ordenadores y la tecnología del sonido alumbraron estructuras de imposible captación por el oído humano. La complejidad de la música así concebida, más inteligible en la lectura que en la escucha, desaguó en corrientes diversas. Una de ellas es la disolución de los sistemas mediante la autonomía de los diversos parámetros del sonido musical, que especula con impulsos aislados o superpuestos de las diferentes fuentes sonoras y elimina cualesquiera relatos o combinaciones discursivas.

En ese contexto están las piezas escuchadas, cuyo interés ya es histórico porque ninguno de los líderes de la creación musical de hoy escribe así. El interés del programa es, por tanto, paleovanguardista, concepto contradictorio pero expresivo de algo que parece muy rompedor siendo pretérito. La justificación de su presencia en el Festival es por lo menos dudosa.

Los miembros del ensemble berlinés son muy buenos y rigurosos, tocan con entusiasmo los instrumentos clásicos, manipulados o no, y los artilugios que generan otra clase de sonido. Pero esa música ya tiene algo de obsoleta. Escucharla en la decoración rococó del salón dorado del Gabinete (ocupado en una tercera parte de su capacidad), ha sido divertido.

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