Cuidaaaaadooo, dale, dale, dale, freeeena. Ahora, bien... Baja, un poco más... despaaacio. Ya, suéltalo. "Yosss, ¿y esto qué es, tú? En todos los años descargando en el muelle no he visto tremendo monstruo como este". Cállate inculto, que esto viene de Tucson, Arizona. El año pasado se rieron de mi carroza, porque sólo tenía siete metros de alanteatrás, pero esta vez no me cogen. "Chacho, Paco, que estamos en mayo, falta mucho pa' los carnavales". Tiempo es lo que necesito para rectificar este cacharro, que las lágrimas se las va a beber el tolete de mi vecino Chano.

[Es bien conocida en el barrio la paciencia de Paco. Es el mejor para asar las patas, porque enciende el horno tempranito y luego está horas revoloteando alrededor, echando vasitos de agua para hidratar la pieza, y no la saca hasta que está en su punto justo, ese punto celestial en el que las hilachas de carne se te derriten en la boca como manteca. Nunca tiene prisa, se le hacen cortas las fases de las murgas, que dice que se le pasan en lo que se chupa un espárrago].

Así, nueve meses después... Pues sí, Chano, como al final no dejaron a los del Loro Parque poner el Siam Park abajo en el Sur, porque se encontró una especie protegida de perenqué [lopesanus lagartarius], saqué la rulotte a licitación pública y mira... tres ríos lentos, pistas blandas que da gloria verlas, unos rápidos con cascada de cinco metros, toboganes cubiertos en zigzag con obstáculos y caimanes del Amazonas... y varios loops mortales. "Yass, Paquillo, cosa más linda, con su acometida de Emalsa y todo para que no se encharquen las piscinas... Aquí hay trabajito metido, ¿eh?... Lástima que se te haya quedado chica la carroza al lado del megabuque que rectificamos mis chiquillos y yo"... Echalón el Chano éste.