En Santa Catalina no hay quien duerma: a la hora de la siesta son los ensayos de las murgas, y hasta la madrugada se celebra el chou carnavalero. La asociación de vecinos de Santa Catalina estamos estudiando la posibilidad de denunciar al Ayuntamiento por un delito de alteración del orden público con consecuencias nefastas para la salud de los ciudadanos, ya que el nivel de ruidos aquí es intolerable y se refleja en trastornos, que se pueden comprobar con el test de audiometría, además de las secuelas que deja en general el insomnio causado, en este caso, por unas carnestolendas que se deberían programar fuera del casco urbano. No creo que Augusto Hidalgo ni tampoco Inmaculada Medina aguantaran año tras año este tormento si las carnestolendas se montaran en su barrio...