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Otro sí de la Autoridad Portuaria

Era nuestra intención no abordar nuevamente este tema, hasta tanto no se pronunciara la comisión que tiene que evaluar el Estudio de Incidencia Ambiental sobre el mal llamado taller astillero de megayates, pero las nuevas declaraciones de la Autoridad Portuaria y otros hechos sobrevenidos nos obligan a ello.

Tomamos como punto de partida la última reunión del Foro de Las Isleta cuya lógica discrepancia, reivindicando otro modelo de ciudad para su barrio son muy entendibles, expresado por Marta Cantero en su artículo de La Provincia.

Sin estar vinculado a La Isleta, pero sí con esa reunión, se relacionan las declaraciones de la Autoridad Portuaria que incluyen dos edificios de tres plantas cada uno, en la ampliación del Muelle Deportivo, lo cual choca con las condiciones estipuladas para esa dársena de embarcaciones menores por las que, con muy buen criterio, no se puede sobrepasar la rasante de la Avenida Marítima. Tales edificaciones romperían toda la diafanidad del paisaje ciudadano del que hasta ahora hemos venido disfrutando, y sería otro atentado con otro aspecto importantísimo de la ciudad.

Lo que sabíamos hasta ahora a ese respecto es lo estipulado en el Boletín Oficial de Canarias de fecha 17 de junio de 2016, por medio del cual, en el apartado nº 6, Medidas correctoras a implementar, afección al paisaje, puntualiza: "En relación con las edificaciones: se observa que en las denominadas subáreas 14 y 16, se proyectan edificios de tres plantas de altura con unos parámetros que generan pantalla visual para el usuario de la Avenida Marítima, que no resulta justificada por la finalidad y usos del edificio, por lo que se deben suprimir la segunda y tercera planta, distribuyendo su edificabilidad en el ámbito del Plan Especial de Ordenación".

Pensamos que cualquier variación de esta estipulación puede ser buena para el puerto, pero irá gravemente en contra la lógica elemental, la ciudad, y sus habitantes.

Los cambios que insinúa la AP en sus instalaciones pueden ser buenas para el puerto, pero están repercutiendo en nuestra ciudad muy negativamente.

Como muestra, su toma de postura a favor del teleférico con toda su agresiva infraestructura de potentes torretas capaces de sostener el cableado de la montaña del Vigía, y aptas para aguantar el peso de 18 góndolas con sus pasajeros, choca asombrosamente con la lucha de las islas de Lanzarote y Fuerteventura negándose a que un ligero cableado eléctrico sea sostenido por torretas metálicas, sobre todo, en sus parajes protegidos, tal cual es el nuestro en La Isleta.

Ahonda más el burdo trato que nos proponen cuando lo comparamos con la actitud del Ayuntamiento de Los Realejos en Tenerife, el cual está asumiendo y soterrando las torretas eléctricas existentes, puesto que persiguen un paisaje no agresivo y sí, amable con sus ciudadanos.

En otro aspecto, ruboriza, que no se pongan objeciones a que se encaje y colmate el muelle de Sanapú con un hotel a cambio de un supuesto generoso traslado de las naves del PMA o como en el caso del teleférico, la limpieza de la montaña.

La predisposición a la instalación de la incineradora de biomasa nos puso sobre aviso a que estamos expuestos a cualquier catástrofe nos sea planteada.

Si deshonroso era sacrificar nuestro mejor emplazamiento para "nuestro turismo", como es el Istmo, en provecho de unos megayates, que después de reparados partirían para su natural destino como son el Caribe o Mediterráneo, donde allí hacen su vida, ¿cómo hemos de calificar lo que nos proponen ahora, que es reparar "cualquier cosa" en el mismo sitio privilegiado debido a la modificación que hicieron del concurso?

Vinculado a la fea estética del taller astillero ha surgido una nueva novedad por comparativa con la isla de Tenerife, y es que el puerto de Los Cristianos será transformado en puerto turístico y de ocio trasladando el tráfico de ferrys a nuevas instalaciones adecuadas para ello en Fonsalía, municipio de Guía de Isora.

Esta dedicación de la isla vecina, que no se arredran en acometer empresas e inversiones, en pos de un buen paisaje para el ciudadano y turista de su isla, se magnifica con el gran proyecto del puerto deportivo, ocio y pesquero en Puerto de la Cruz con las mejores ofertas que se pueden brindar, y con los que nos hemos de medir en competitividad.

A lo anterior se une la nueva gigantesca construcción del puerto de Granadilla para liberar al de Santa Cruz de las actividades más molestas y antiestéticas en pos de un frente marítimo atractivo.

Toda esa visión de futuro para el ciudadano y su isla contrasta penosamente con la miope propuesta para nuestra ciudad de degradar el Istmo lleno de posibilidades ciudadanas y turísticas para el barrio de La Isleta, la playa de Las Canteras, el Castillo de la Luz y toda la ciudad en general, lo cual se puede evitar si ese macro taller, que ya estuvo ahí y hubo que quitarlo para mayor contrasentido, se desvía a los muelles exteriores o adquiriendo terrenos en Arinaga si fuese preciso hacerlo, es una gestión tremendamente simple en comparación con las iniciativas más complejas que tiene que hacer Tenerife.

Un pequeño taller de coches en la calle más próxima de la zona como es Juan Rejón está prohibido por las normas urbanas por convivencia en la ciudad.

¿Cómo, en el ámbito de la conexión con el Puerto se puede plantear semejante gigantesco taller en lo que prácticamente ya es ciudad?

Confiamos que el Estudio de Incidencia Ambiental abarque todos sus parámetros exigibles, incluyendo estos, y hable en beneficio de la ciudad y sus habitantes como es su deber y su fin.

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