El presidente de la Confederación Canaria de Empresarios, Agustín Manrique de Lara, ha propuesto cerrar temporalmente el Servicio Canario de Empleo al considerar que el volumen de personas que acceden a un trabajo a través de sus medios es del 0,8%, uno de los más bajos del país, junto con el de Murcia.
El presidente viene a sugerir una suerte de paro biológico hasta que el personal de estas oficinas se forme y se rediseñen las estructuras del servicio para, según él, una vez con la lección aprendida luego aumente el trajín del SCE. Como cuando reculas para coger fuga.
Esta es de todas las ideas de 2017 de las más brillantes, pero mejorable si también cierra su patronal sine die para que se recicle, deje de contratar por días, horas o minutos y aumente unos salarios que, ah casualidad, también están a la cola junto con los de Murcia, con reducciones medias desde el inicio de la crisis no del 0,8%, sino superiores al 6%.
Pero al contrario que Murcia, cuyo PIB es de poco más de 27.000 millones de euros, el de Canarias se eleva por encima de los 40.000 millones, y con cifras récord de turistas como los 13 millones que vinieron en 2016 a mojar papas con mojo y que se dejaron en las Islas más de 14.000, sí, 14.000, millones de euros. Esto supone, que lo dice el INE, un 18,7% de lo que facturó toda España por este concepto, lo que a su vez implica un volumen del 5,5% superior a las perras que se dejaron en 2015... sin que ello se refleje ni en subidas de sueldo significativas, en bajadas del desempleo proporcionales, en un mayor nivel adquisitivo, en una mejor estabilidad laboral y, lo que es más desabrido aún, en una reducción del pasmoso índice de pobreza relativa de los canarios, que se eleva entre el 25 y el 30% por encima de la media nacional.
En resumen, todo un misterio de milmillonarios flujos monetarios pasando por delante de nuestros jocicos y cuyo enigma, según este señor que representa a los que lo facturan, se encuentra en el cierre de la oficina del paro. Ni Allan Poe lo haría mejor.
