Todos sabemos que Facebook es una ventana al mundo. Ya no hay secretos ni intimidad desde que existen las redes sociales. Es un escaparate donde darnos a conocer y tener la seguridad de que llegará a miles de personas. Así fue, a través de Facebook, como me topé con el protagonista de este artículo al que llamaré: Mentiroso.

Hace unas cuantas tardes navegaba por la red y me tropecé con una página que se llama: "Amarres de amor". Siempre he sido muy curiosa pero ese anuncio llamó especialmente mi atención porque sé qué se esconde detrás de este tipo de personajes. Si quieren profundizar más pueden leer mi novela: En tierra de demonio (Seleer, 2014).

Bueno, continúo que no es plan de darme publicidad. El caso es que Mentiroso se presentaba en su página como un coach energético y emocional, entrenador de vida, experto en la ley de atracción y mago del más alto nivel. O sea, que se considera la personificación de Dios en la Tierra. Seguí leyendo con asombro y descubrí que esa no era la única perla que me encontraría. El señor Mentiroso se dedica a hacer amarres de amor. Para los despistados en el tema les explico que consiste en utilizar una serie de artimañas para obligar a alguien a estar con quien no desea. ¿Hay algo más rastrero que eso? Mentiroso explicaba en su web cómo realizaba su trabajo, y yo lo transcribo literalmente: "Lo primero que se hace es una limpieza, un potenciamiento y un endulzamiento de la persona que quiere amarrar amorosamente a otra (demandante), con lo que conseguirá un alto nivel de vibración energético. Los efectos de esta primera parte los empezaría a notar a la semana. Después se le hace a la persona a amarrar (víctima) una disminución de su energía, además de provocarle una serie de sensaciones y sueños que la empujarán hacia el demandante. Esto irá acompañado de una sensación de angustia y desasosiego que solo se soluciona cerca de la persona que te quiere a su lado". Según Mentiroso su trabajo tiene un 95% de éxito.

Tras leer eso me pregunté cuántas personas están unidas por amor del bueno y cuántas por amor del malo. Llámenme inocente, pero ¿no se supone que cuando amas a alguien solo quieres su felicidad aunque dicho bienestar esté lejos de ti? Mentiroso asegura que el amarre de amor no tiene ningún efecto negativo... Desde mi punto de vista creo que para la víctima tiene múltiples consecuencias, entre ellas estar con alguien en contra de su voluntad. El mago aclara que quien demanda el trabajo no tiene que intervenir para nada... ¡Qué irónico!, se le olvidó decir que interviene para lo más importante: pagar.

Sé que todos deseamos amar y ser correspondidos, pero creo que lo hermoso del amor es que surja de forma natural entre dos personas que eligen libremente compartir su vida. ¿Tan desesperados estamos que tenemos que obligar a otra persona a estar con nosotros? ¿Tan egoístas somos los seres humanos que pagamos cualquier precio con tal de conseguir lo que queremos? ¿Es eso acaso amor? Sinceramente algo se nos escapa de las manos. ¿Las personas que recurren a estos trabajos de magia no son conscientes de que nunca serán felices, pues su pareja no está a su lado por amor sino por hechizos?

Mentiroso demostró serlo cuando explicó que él no es religioso, pero cree en Dios, en Jesús. Que se considera cristiano y practica sus creencias. A ver, ¿cómo se puede ser cristiano practicante y no ser religioso? Este Mentiroso me confunde. Yo no sé tú, pero yo no me fiaría de un tipo que no sabe distinguir entre ser religioso y no serlo.

Puedo asegurar que uno de los dolores más difíciles de digerir y superar es el del desamor. Aceptar que la persona que amas, con la que deseas pasar el resto de tu vida, vuela lejos de ti, sea por la razón que sea. Se añoran muchas cosas: besos, caricias, momentos de complicidad, sueños por cumplir. Se llora, se patalea y en ocasiones, más de una vez hemos dicho: "Daría lo que fuera por estar con él o ella". Pero créeme, se supera y aunque suene poético: "Lo mejor está siempre por venir".

Lo que me gustaría preguntarle a Mentiroso es cuánto dura el efecto de su trabajo. Si el amor, el verdadero, no es eterno; el suyo que es de mentira, ¿cuánto dura? Quizá la respuesta sea: lo que tarda en gastarse el dinero que le ha estafado al demandante. Y ahora, para concluir, una pequeña reflexión: no sé cuánto hay de cierto en que este tipo de rituales o hechizos funcione, el caso es que hay gente que recurre a ellos. En este triángulo amoroso de demandante-mago-víctima, claro está que quien único pierde es la persona a amarrar, pero, ¿quién es más culpable, el que demanda el trabajo o el que lo realiza?