La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

al azar

El arte de sentido ofendido

Escribir un artículo supone infligir una humillación innecesaria a quien no puede leerlo. Este acto de barbarie so capa de erudición debería ser castigado en los tribunales. Al redactar la columna en castellano, se ofende adicionalmente a los seres humanos que no interpretan las palabras de ese idioma. Los chinos deberían querellarse contra toda la prensa escrita en nuestro alfabeto, porque supone un ejercicio nada inocente de neocolonialismo. El arte de sentirse ofendido ha desbancado a la gastronomía en el escalafón de pasiones irresistibles. Sin embargo, todavía hay millones de personas que deberían sentirse ultrajadas, pero que insisten en circular por las calles como si tal cosa. A veces sonríen, los muy desalmados. El peor crimen imaginable lo comete una víctima ignorante de su condición, porque contribuye a perpetuarla. Su inconsciencia resulta en una revictimización equivalente a la que sufre el bisnieto de un republicano, cuando atraviesa una calle consagrada a un general franquista.

Los anuncios con modelos delgados inducen a la anorexia, y los anuncios con personas obesas impulsan a la bulimia. Todavía resultan más ofensivas las campañas publicitarias que recurren a gente normal, porque pretenden idealizar un peso canónico insultando a todos los seres humanos que no lo cumplen. Además, cada spot protagonizado por una persona roba un puesto de trabajo a un animal, que seguramente sufrirá una depresión y será arrollado a continuación por un vehículo rodado.

Una persona sana no puede salir a la calle y circular durante cinco minutos sin querellarse contra alguien. El viandante feliz es peor que una víctima, es un degenerado que ha perdido el orgullo. Para no consumir ofensas basura y escandalizarse únicamente con agravios de calidad, los manuales de autoayuda deben ser sustituidos por vademécum de autoofensa. A propósito, ¿por qué denigra usted a una cuota reseñable de lectores utilizando la palabra vademécum, con la que pretende establecer una barrera de superioridad?

Si crees que te cuesta ofender, es porque todavía no has encontrado a tu público. Has de rezumar optimismo y recordar que miles de seres humanos están dispuestos a sentirse escarnecidos, en cuanto enarques una ceja en sus proximidades. Cualquier gesto diferente será interpretado como una injuria insoportable. Si por el contrario intentas pasar desapercibido, se te acusará de maltratador solapado, la peor especie. Nadie te librará de ser ofensivo.

Compartir el artículo

stats