Hablar de economía colaborativa en España, en general, y en Canarias, en particular, es hacer referencia, sobre todo, a una serie de fenómenos ligados al turismo y al transporte. Por un lado, el alquiler vacacional, cuyo principal y más mencionado exponente es Airbnb. Por otro, el transporte con gasto compartido, con BlaBlaCar como referencia. Por último, el transporte con una funcionalidad similar a la del taxi, con casos como los de Uber (a nivel mundial) o Cabify (a nivel nacional), si bien se trata de un modelo que aún no se ha desarrollado plenamente en Canarias.
En este artículo no queremos centrarnos tanto en las plataformas que ya existen, y que empiezan a ser relativamente conocidas, sino en comentar otra serie de casos, de los que tuvimos conocimiento durante el proceso de elaboración de nuestro libro, y que creemos que son tremendamente interesantes de cara a conocer algunas tendencias que vendrán en los próximos años en el ámbito de la economía colaborativa.
En el ámbito del turismo nos parece necesario destacar tres tipos de servicios. En primer lugar, la posibilidad de que los particulares actúen como anfitriones de una comida en su propia casa, mediante plataformas como EatWith. Es decir, un particular experto en un tipo de comida prepara un menú y lo pone a disposición de aquellos que deseen acudir a su domicilio. Aclarar que no se trata únicamente de menús sencillos o baratos, ya que hay distintos casos con menús que superan los 60 euros por comensal.
En segundo lugar, el caso de plataformas que permiten a particulares proponer actividades de ocio y entretenimiento dirigidas, principalmente, a visitantes del destino turístico. Las hay que consisten en hacer de guías turísticos, mientras que otras surgen por las particularidades del conocimiento y/o la habilidad de las personas que las ofrecen. Por ejemplo, ToursByLocals o la española Trip4real, recientemente adquirida por Airbnb. En este sentido, Airbnb acaba de lanzar Experiencias de Airbnb en España (en concreto, en la ciudad de Barcelona) con previsión de expandirse al resto de España en breve.
Para finalizar con el sector turístico, mencionamos los sistemas en los que los particulares pueden alquilar su coche, cuando no lo están usando, a otros particulares. Un ejemplo de este modelo es SocialCar.
Fuera del sector turístico, en el ámbito financiero, encontramos que los particulares prestan dinero a otros particulares, usando plataformas como Zopa. También resultan destacables los casos más conocidos de microfinanciación de proyectos entre particulares mediante la aportación de pequeños importes económicos (lo que se suele conocer como crowdfunding).
Otro ámbito en el que se están produciendo interesantes innovaciones es el de la venta de objetos (normalmente de segunda mano) entre particulares. Se trata de modelos similares a los ya conocidos de ebay y milanuncios, pero, ahora, especializados. Por ejemplo, en el sector de la moda y el lujo, con todo tipo de webs que permiten poner en contacto a particulares que quieren vender este tipo de objetos de segunda mano o que quieren alquilarlos para un evento. De todas las existentes, mencionamos Chicfy. También hay un modelo similar en el caso del equipamiento, juguetes y ropa infantil. Se trata de objetos de todo tipo que pueden haber quedado en buen estado, pero que ya no usa nuestro pequeño. En este caso, hay webs en las que incluso es posible donar estos objetos, sin esperar nada a cambio, y otras en las que se pueden vender los mismos. Citamos los casos de Segundamanita, Percentil o Tiruleta.
Desde luego, la educación no podía quedar ajena al fenómeno, habiendo diversas webs que permiten que particulares se pongan en contacto para compartir o vender sus conocimientos: P2PU y la española Sharing Academy, entre otros muchos.
También muy extendida, sobre todo en Estados Unidos y todavía incipiente en España, es la actividad de reparto y entrega de productos de todo tipo por parte de particulares, siendo Postmates el caso más popular a nivel mundial. Igualmente, el cuidado y alojamiento de mascotas por particulares, mediante plataformas como DogVacay, tiene una notable aceptación.
Por último, y entre tantos y tantos modelos novedosos, lo que hace imposible ser exhaustivos, mencionamos el caso de las plataformas que permiten poner en contacto a particulares para temas de alimentación: intercambio con nuestros vecinos de la comida que hemos hecho de más o hacer de chefs a domicilio, entre otras muchas opciones.
En definitiva, podemos ver que dentro de la denominada economía colaborativa hay un amplísimo espectro de actividades que se están llevando a cabo, más allá de las más conocidas de alojamiento vacacional, compartición de gastos de transporte o transporte entre particulares.
Cada vez parece más claro que la economía colaborativa (habría mucho que discutir sobre si este nombre es el más apropiado o no) ha venido para quedarse. Viendo los ejemplos que mencionamos en este artículo, podemos comprobar cómo de forma gradual acabará afectando y participando, en mayor o menor medida, en todos los sectores de la economía.
Hay quien ha realizado previsiones acerca de que la economía colaborativa podría acabar sustituyendo o engullendo a la economía tradicional en algunos sectores. Nuestra visión es menos radical. Creemos que la economía colaborativa crecerá significativamente en los próximos años, quedándose con una parte del pastel de la economía tradicional. Pero también creemos que el tamaño global de la economía crecerá, al producirse nuevos consumos e intercambios que hasta ahora no se estaban llevando a cabo.
También será interesante observar cómo algunas empresas de la denominada economía tradicional irán creando sus propios modelos de negocio que les permitan participar de la parte del pastel que corresponde a la economía colaborativa. Por ejemplo, ya existen cadenas hoteleras que están llevando a cabo distintas inversiones en el sector de la vivienda vacacional. No hay duda de que el futuro depara novedades interesantes, para las que, además, hay que ir preparándose.
