Aún estamos a tiempo. A tiempo de imaginar la Canarias que queremos y con la que soñamos. A tiempo de ir sumando para dar forma a ese imaginario. Es el momento de que progreso, desarrollo y sostenibilidad empiecen a ir de la mano. Es momento de nuevas oportunidades.

El debate sobre el futuro de nuestra tierra y de su desarrollo equitativo parece empezar a calar en una sociedad con una mayor conciencia medioambiental. Canarias es y debe ser parte de una biorregión, que con su especial condición ultraperiférica se convierta en motor de impulso y liderazgo de la Macaronesia, haciéndose consciente de la realidad de su situación para tomar las riendas de un archipiélago sostenible, autosuficiente y con entidad propia en un contexto global.

El principal desafío que nos plantea hoy día esta nueva era del Antropoceno, es decir, este periodo geológico marcado por la huella del ser humano en la superficie del planeta, no es otro que el de trazar una nueva hoja de ruta para abordar los retos ecológicos, económicos, sociales y éticos que afectan al mundo y que inciden con especial intensidad en territorios tan sensibles y delicados como los insulares.

¿Cuál es el papel de dichos territorios en el mundo contemporáneo? ¿Debemos continuar siendo regiones exóticas y espacios vacacionales, o nos corresponde asumir nuevas responsabilidades y nuevos espacios de gestión del cambio en el panorama internacional?

El cambio climático, el agotamiento de los recursos, los éxodos humanos, la amenaza de un colapso energético, la elevación del nivel del mar, el declive de la biodiversidad, el aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, la contaminación? son todas ellas cuestiones del presente. El modelo de desarrollo impulsado por combustibles fósiles debe ser reemplazado por uno más sostenible y eficiente.

Con este catastrófico telón de fondo, toca configurar un nuevo ideario, tanto político como social, donde la sostenibilidad sea un eje transversal a partir del cual se vertebren nuevas formas de pensar y de actuar.

Trasladar este debate en forma de ponencia al VI Congreso Nacional de Coalición Canaria que se celebra hoy en Gran Canaria no es algo arbitrario. La idea es abrir el diálogo y aportar pensamiento, de manera que se pueda ver Canarias con una luz nueva.

Creo firmemente en el concepto de bio-nacionalismo, y en que éste se dibuje en el horizonte político del Archipiélago como una oportunidad de reorientar nuestras acciones y de establecer compromisos que impliquen a instituciones, organizaciones sociales y sectores productivos.

Un escenario que ya ha dejado de ser hipotético. Hemos dado los primeros pasos en la dirección de la sostenibilidad. Hemos sido pioneros en Canarias en el desarrollo de una red de espacios naturales con un alto nivel de protección. En Lanzarote el sistema turístico-cultural ha alcanzado un equilibrio entre lo económico, lo social y lo ambiental. Los Centros de Arte, Cultura y Turismo son una referencia internacional de un modelo de éxito turístico.

No toca dar palos de ciego, no hay que inventar nada nuevo, lo más probable es que ya exista y en Lanzarote o en El Hierro existe. El reto para Canarias es saber identificarlo en cada isla.

En definitiva, el objetivo no es otro que el de dar mayor calidad de vida a nuestros ciudadanos y proteger y mimar nuestra tierra, preservando sus entornos naturales, su idiosincrasia y su modo de vida.

Lo que está claro es que abordar este reto supone una visión y acción holísticas, que pasan indudablemente por la cultura, el turismo, la educación, la agricultura, la ciencia, el bienestar social? en aras de avanzar hacia el desarrollo sostenible y la diversificación energética. Toca repensar Canarias. Toca repensar el nacionalismo. Sentar los cimientos de un cambio. Estamos a tiempo. El futuro es ahora.