La Provincia - Diario de Las Palmas

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OBSERVATORIO

El automóvil de los estibadores

Acabo de ver un coloquio sobre robotización y sus repercusiones laborales en el sector del automóvil. Ello me recuerda dos noticias de estas semanas últimas, noticias que interesa colocar en paralelo: por un lado, la UE está obligando a España a liberalizar el sector de la estiba. Al mismo tiempo, PSA Peugeot acaba de comprar Opel en Europa. Es muy interesante pensar en ambos asuntos al mismo tiempo y con una misma mentalidad.

El sector de la estiba en España está monopolizado por un solo operador. Cualquier trabajo portuario sólo puede ser realizado por los estibadores "oficiales". Los estibadores tienen el monopolio del trabajo, de la formación de sus trabajadores y de la admisión en ese cerrado club. Sobre las condiciones económicas del estibador y la casuística del funcionamiento de la estiba ante las necesidades de los buques, todos hemos oído comentar largamente. Esta situación de monopolio y los privilegios que tal estructura ha generado artificialmente, llegan, abruptamente y de un modo traumático, a su final por imperativo de la lógica y lo razonable: la UE ordena poner fin a una situación que impide la libre concurrencia de intereses, y que, además, perjudica al consumidor, ya que el precio del servicio es claramente artificial. Acabaría hundiéndose traumáticamente aunque la UE no lo hubiera ordenado. En situaciones de monopolio, con sus privilegios en precios y en retribuciones, limitaciones al acceso al servicio y al trabajo, etc, como es el caso de la estiba española, suele ocurrir que cuanto más se mantienen esas situaciones artificiales, más grande es el trauma que produce retornar a la situación de normalidad.

En el extremo opuesto a la estiba tenemos al sector de la automoción (fabricantes de automóviles, importadores, concesionarios, fabricantes de componentes, etc). En España hay cinco fabricantes de automóviles, se importan todas las marcas existentes en el mundo y se exportan vehículos y componentes en competencia con todos los del resto del mundo. El sector del automóvil es un ejemplo del buen funcionamiento de lo que es realmente la concurrencia de agentes en un mercado. Se trata de un sistema de competencia perfecta. En este mercado encontramos empresas fuertes, sindicatos también fuertes, necesidades bien cumplidas en formación de los trabajadores, búsqueda permanente de eficiencias productivas, mejoras de sistemas, etc. Es un mercado en el que se negocia y trabaja "con el cuchillo en la boca"... generando beneficios y acomodándose hasta llegar a situaciones correctas para todos los agentes que conforman dicho mercado, empresas y trabajadores.

¿Ha habido traumas graves en la automoción? ¿Se han devaluado las relaciones laborales en la automoción? En absoluto. Desde que existe esa verdadera competencia, el automóvil no ha creado traumas ni problemas sociales. Cierto es que ha habido ERE, cambios en plantillas y en localizaciones, etc, pero la acomodación permanente y el equilibrio de todos los poderes ha producido estabilidad empresarial y la calidad del empleo es un ejemplo para otros sectores.

Así pues, tenemos dos ejemplos de estructuras de mercado empresarial y laboral. La estiba, parapetada detrás de un monopolio y situación privilegiada, ha tenido un comportamiento artificioso, que finaliza traumáticamente, por insostenible. A cambio, el automóvil genera el 20% del PIB español en situación de permanente mejora y cambios hacia la eficiencia, que repercuten beneficiosamente en su masa laboral y a favor de la sociedad en general. Creo que de esta comparación se pueden extraer enseñanzas para nuestros mercados. La concurrencia real, sana y efectiva de intereses en el ejercicio de las actividades económicas, así como idéntica situación en el ejercicio del trabajo, la parte laboral, de aquellas actividades económicas, sólo puede traer y generar beneficios para toda la sociedad.

De lo anterior sólo puedo concluir un mensaje dirigido a los grandes empresarios en general, mensaje que personifico en el Sr. Alierta, hasta hace poco presidente de Telefónica y del denominado Consejo Empresarial para la Competitividad: si hablamos de competitividad y competencia perfecta, y concurrencia de agentes en los mercados, no estamos hablando de medios monopolios, oligopolios o situación de predominio en los mercados, como ocurre en la banca, los hidrocarburos, la electricidad, la telefonía... No hagamos trampas en el solitario... de los demás.

Es por ello por lo que, finalmente, me permito enviar un amigable consejo al ministro Luis de Guindos: es usted ministro de Economía y Competitividad. No hace falta esperar a que sea la UE la que nos coloque en la senda correcta. Si dedica más parte de la labor de su gobierno a la competitividad, el país se beneficiará.

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